Día 355: "The black cauldron" de Elmer Bernstein (1985)

Cerca de 250 títulos, entre 1951 y 2002, conforman la longeva y fructífera carrera cinematográfica de Elmer Bernstein. Discípulo de grandes compositores como Aaron Copland, Jerome Moross o Alex North, el músico neoyorquino siempre dotó a sus creaciones de un agudo academicismo deudor a su vez de la tradición jazzística norteamericana. Su afirmación en Hollywood le llegó en 1956 con la epopeya de Cecil B. de Mille The Ten Commandments, a la que seguirían otras bandas sonoras que hoy en día se han convertido en auténticos clásicos de los 50 y 60, tales como Anna Lucasta, The buccaneer, To kill a mockingbird, The magnificent seven o Hawaii.
En las siguientes décadas Bernstein se reafirmó como autor de enorme carisma cuyo eclecticismo le hizo ser considerado como uno de los grandes de todos los tiempos. En 1985 fue contratado para escribir el score de la producción animada Disney The black cauldron (Taron y el caldero mágico). La película de Ted Berman y Richard Rich fue en su momento un injusto fracaso comercial y crítico, quizás por situarse a contracorriente dentro del género familiar al contar una historia que no evitaba lo sombrío del cine fantástico. La partitura mezclaba las tonalidades amables típicas de la factoría Disney (reflejadas en la obra mediante las retóricas ondas martenot) con aquellas que reforzaban el componente lúgubre, dando como resultado una banda sonora valiente y decidida, y, en el fondo, de un clasicismo reconfortante.

Orquestador: Peter Bernstein.
Ondas martenot: Cynthia Millar.


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Día 354: "The prince of Egypt" de Hans Zimmer, Klaus Badelt, Harry Gregson-Williams, Rupert Gregson-Williams & Stephen Schwartz (1998)

Más de 100 títulos en tan sólo 26 años de carrera profesional muestran con claridad la singular capacidad creativa del compositor germano Hans Zimmer. Pionero, en cierta manera, en la combinación de música electrónica y orquestal, sus scores figuran no sólo entre los más reputados sino también entre los más vendidos. Paper house, Rain man, Black rain, Driving Miss Daisy, Pacific Heights, Backdraft, The lion king, Crimson tide, Muppet Treasure Island o Nine months confirman que durante sus primeros diez años compuso posiblemente sus mejores creaciones, aunque con posteriodad, pese algún que otro altibajo más o menos inevitable en un autor de su fertilidad, también firmó partituras notables como Gladiator, Pearl Harbor, Spirit, Spanglish, Tears of the sun o The prince of Egypt (El príncipe de Egipto). Esta última es una banda sonora que se apoya en la fastuosidad del mundo faraónico en oportuna combinación con el bíblico. Dicha simbiosis melódica convierte a The prince of Egypt en una obra francamente seductora y majestuosa, en especial en los vistosos momentos de la acción centrados en la descripción de situaciones llamativas y recargadamente dramáticas.
Pero Zimmer, como ha sido casi siempre característico en su filmografía, se ve acompañado en su aventura musical de otros compositores, en concreto Klaus Badelt, Harry Gregson-Williams y Rupert Gregson-Williams, quienes aportan su eficiente grano de arena artístico en las escenas secundarias, al mismo tiempo que Stephen Schwartz con sus pegadizas canciones.

Orquestadores: Bruce Fowler, Erik Lundborg, Ladd McIntosh, Yvonne S. Moriarty & Bill Conn.

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Día 353: "The Passion of the Christ" de John Debney (2004)

Si algo caracteriza a John Debney es su capacidad de adaptación a todo tipo de géneros. Terror (I know what you did last summer, The relic), ciencia-ficción (Star Trek: The next generation, Predators, Zathura), aventuras (The Cutthroat Island), familiar (Inspector Gadget), melodrama romántico (Valentine's day), comedia (Old dogs, Elf) o fantástico (Spy kids) demuestran su conciliación de estilos e historias de muy diversa procedencia, en un alarde creativo poco común.
Su banda sonora de mayor repercusión es The Passion of the Christ (La Pasión de Cristo). La película de Mel Gibson es un emotivo y elegíaco relato cinematográfico de los últimos días en la vida de Jesús, narrados desde una pasión ciertamente conmovedora. Debney, consciente de que se encontraba ante un material que le brindaba múltiples posibilidades, se decantó por una partitura arriesgada y sólo en determinadas ocasiones predecible en lo melódico.
The Passion of the Christ es una obra además en la que sobresale una percusión que enfatiza el componente tradicional y localista, pero sin resultar opresiva. Sin embargo, el músico californiano no olvida que la historia es, en realidad, un canto a la libertad y al amor, reflejado con singular belleza en el sensible tema Mary goes to Jesus.

Orquestadores: Jeff Atmajian, Frank Bennett, Lesli Carroll, Brad Dechter, Benjamin Beladi & Mike Watts.

Música adicional: Jack Lenz.


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Día 352: "City of Ember" de Andrew Lockington (2009)

Desde 1998 con el telefilme At the end of the day hasta la serie Sanctuary, el músico canadiense Andrew Lockington se ha abierto paso con firmeza entre los innumerables e incipientes compositores cinematográficos y televisivos que invaden salas y hogares de medio mundo. Scores como Journey to the Center of the Earth o Skinwalkers nos muestran a un joven autor (36 años) de sólida formación que hace gala de un estilo abiertamente sinfónico que, pese a su carencia de innovación, se merece todos los aplausos por su ímpetu clásico.
Su banda sonora más importante hasta la fecha es City of Ember (City of Ember: En busca de la luz), ambicioso proyecto producido por Tom Hanks y basado en la primera novela de la tetralogía escrita por Jeanne Duprau, y que hace dos años constituyó un sonoro, y en cierto modo injusto, fracaso comercial. La partitura de Lockington, muy eficiente y de refrescante espectacularidad, se abre con un Main title (archivo de audio) que sirve de motivo central y que describe, con atinado sentido de lo enfático, una aventura que mezcla hábilmente lo fantástico y lo realista. Dicho letimotiv abre paso a una sucesión temática que refuerza el tono épico del conjunto y que no esconde su gratificante vehemencia.

Orquestador: Nicholas Dodd.
Música adicional: Douglas Pipes.



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Día 351: "Hook" de John Williams (1991)

Compuesta entre la navideña Home alone y la comprometida musical y políticamente JFK, Hook (Hook: El capitán Garfio) puede ser considerada como la obra definitiva de John Williams. La aventura personal (que a punto estuvo de convertirse en desventura) del cineasta Steven Spielberg resulta una película amable y simpática, pero excesiva en su casi descarada retórica, ya que su deseo de conmover 'a toda costa' acaba lastrando una cinta que debería haber sido mucho más moderada.
Williams, por su parte, se adentró en el universo mágico de J. M. Barrie a través de una composición que resalta tanto lo ilusorio como lo lúdico, pero sin dejar de lado una realidad que sirve de componente alejado de lo fantástico. Así, Hook hace gala de un vigor melódico pocas veces alcanzado en la música cinematográfica, y que demuestra que el maestro neoyorquino ha sido y sigue siendo el compositor más dotado en cuanto a la creatividad se refiere.
La banda sonora es un auténtico festival de luces y colores tonales, dando fe de este esplendor temas como Prologue, The flight to Neverland, The banket, The ultimate war o The never feast. Pero de entre todos los que conforman el score hay uno que, por su increíble belleza, preside este espectáculo cromático: You are the Pan, el más emotivo e inspirado de toda la filmografía de John Williams, pese a su semejanza con True confessions de Georges Delerue.
Nota: gracias a Jota por la aclaración.

Orquestadores: Angela Morley (no acreditada), Alexander Courage & John Neufeld.
Texto de las canciones: Leslie Bricusse.









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Día 350: "Predator" & "Predator 2" de Alan Silvestri (1987-90)


Desde The doberman gang en 1972 hasta la reciente The A-Team, Alan Silvestri ha compuesto más de 100 bandas sonoras para el cine y la televisión, en las que, a través de un estilo enérgico y pegadizo, ha demostrado ser uno de los autores más carismáticos de los últimos 30 años.
Entre las comedias Outrageous fortune y Overboard, Silvestri compuso la partitura del filme de acción de John McTiernan Predator (Depredador), del que también escribiría su prescindible secuela tres años después, Predator 2. Partiendo de un Main title que es ya, hoy en día, todo un referente de su carrera, el músico neoyorquino elaboró una creación cuya intensidad y dramatismo han marcado, en cierta manera, los cánones del género. Es una melodía apoyada en una poderosa instrumentación, de la que sobresale la percusión, elemento primordial de toda la banda sonora y que refuerza el carácter selvático de la trama.
Para su mencionada continuación, Predator 2 (Depredador 2), Alan Silvestri retomó la práctica totalidad de los temas de la película original, pero dotándolos en esta ocasión de más brillo y solidez orquestal. Es una banda sonora de producción más cuidada en la que, pese a las importantes carencias del filme, el score parece querer relucir un producto alejado de toda originalidad.

Orquestador: James B. Campbell.




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Día 349: "The 3 worlds of Gulliver" de Bernard Herrmann (1960)

Journey to the center of the Earth, The 7th voyage of Sinbad, The 3 worlds of Gulliver, Mysterious island y Jason and the argonauts forman cinco filmes cuyo nexo de unión es la música de Bernard Herrmann. Los cuatro últimos, además, se relacionan entre sí por haber sido producidos por Charles H. Schneer, quien tiene en su haber otras películas del género fantástico como It came from beneath the sea, The valley of Gwangi, The golden voyage of Sinbad o Class of the titans.
En 1960 Herrmann compuso la partitura para The 3 worlds of Gulliver (Los viajes de Gulliver), y en ella el maestro neoyorquino dio rienda suelta a su pasión por lo clásico, dotando al filme de Jack Sher de una vitalidad y lucidez que lo acaban convirtiendo en un producto que rinde sincero homenaje a la novela de Jonathan Swift. Temas como Minuetto, The lovers, Trio refrain, Duo, Happiness o el inmortal Overture hacen gala de una delicadeza y sensibilidad realmente conmovedoras. Herrmann siempre mostró durante su carrera una especial predilección por las tonalidades apasionadas cuyo romanticismo evocaba una personalidad llena de luminosidad.
Con The 3 worlds of Gulliver el aficionado asiste a un espectáculo musical muy pocas veces sentido en la historia del cine. Es una pieza cuya sobriedad no elude lo colorista y fastuoso, formando un conjunto de envidiable belleza.

Orquestador: Bernard Herrmann.
Canciones: Gentle love & What a wonderful, wonderful, wonderful fellow is Gulliver, de George Duning (música) y Ned Washington (texto).






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Día 348: "Harry Potter and the Order of the Phoenix (VG)" de James Hannnigan (2007)

Especialista en componer la música para videojuegos (Lord of the Rings:Aragorn's quest, Brute force, FIFA Soccer manager, Harry Potter and the Half-Blood Prince, Reign of fire,...), James Hannigan es posiblemente el más destacado autor del género, debido a un estilo que mezcla con gran pericia lo majestuoso y lo ambiental. Esta simbiosis entre épica e incidentalidad hace que sus partituras multimedia huyan de lo más previsible, es decir, de tonos electrónicos que encorseten el producto final.
Si en Harry Potter and the Half-Blood Prince, su obra maestra hasta el momento, ya daba muestras de su talento en las composiciones de gran ambición orquestal, con Harry Potter and the Order of the Phoenix (Harry Potter y la Orden del Fénix) el joven músico británico deja de nuevo en evidencia al score cinematográfico de Nicholas Hooper, mucho más conservador desde el punto de vista melódico. Hannigan sorprende en cada uno de los 28 temas que conforman la banda sonora, pues no se deja seducir por la tradición actual de escribir música en forma de variaciones constantes a partir de un tema principal; más bien todo lo contrario. En Harry Potter and the Order of the Phoenix concede a cada uno de los cortes una personalidad propia, muy del estilo de John Williams (no en vano es su máximo referente), dotando en definitiva a la obra de un carácter y carisma muy poco comunes en el mundo de los videojuegos.

Música adicional: Evan Jolly & Jeremy Soule.




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Día 347: "Anne of the thousand days" de Georges Delerue (1969)


Desde 1950 con Le mystère du quai de Conti hasta 1992 con Rich in love, el músico y genio de la melodía sensitiva Georges Delerue compuso más de 300 bandas sonoras para el cine y la televisión. Sus obras, ejemplo casi perfecto de sencillez y lirismo, han traspasado todas las fronteras, siendo considerado, en su momento y hoy en día, como uno de los compositores más importantes de la historia de la música de cine.
En la década de los 60 empezó su particular relación amorosa con el cine británico y norteamericano, en oportuna y nunca abandonada conjunción con la cinematografía de su país natal, Francia. Scores como La peau douce o Le mépris, así como A man for all seasons o Our mother's house, son fiel reflejo del estilo academicista y notablemente clásico de Delerue, un auténtico devoto del Barroco.
En 1969 escribió la partitura para la superproducción histórica Anne of the thousand days (Ana de los mil días), biopic más o menos realista de la lujuriosa y violenta relación entre Enrique VIII y Ana Bolena. Para ambientar musicalmente la película de Charles Jarrott, Delerue se decantó por un score de innegables influencias renacentistas y barrocas, pero sin alejarse demasiado del componente incidental propio del género.
Además, en la edición discográfica (sólo publicada hasta la fecha en vinilo) se incluyen temas de autores como Thomas Tallis o William Byrd, que refuerzan el componente objetivo de la película, en una combinación que no desentona y que reafirma la solidez de una obra profundamente contenida.




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Día 346: "Snow falling in cedars" de James Newton Howard (1999)

Autor de más de 100 bandas sonoras desde 1985, James Newton Howard ha escrito algunas de los scores más notables de la historia del cine, destacando, entre otros, The postman, Dinosaur, Alive!, Peter Pan, Signs, The Water Horse o Wyatt Earp. En 1999 compuso la partitura del melodrama judicial del realizador ugandés Scott Hicks (Shine) Snow falling in cedars (Mientras nieva sobre los cedros), una película que revive, bajo la ambientación de un pueblo norteamericano en la década de los 50, la peculiar obsesión por todo lo relativo con lo japonés.
Aunque la historia se decanta más por lo romántico que por los claroscuros propios del thriller, Snow falling in cedars es una partitura que muestra el talento de Newton Howard en la descripción de atmósferas opresivas (cuya atonalidad resulta a todas luces inquietante) pero a la vez sensibles. Especialmente destacable es el tema final de la película en el que se muestra el emotivo desenlace, uno de los más bellos en toda la filmografía del autor californiano.

Orquestadores: Brad Dechter, Jeff Atmajian & James N. Howard.
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Día 345: "Notorious" de Roy Webb (1946)

Compositores del Hollywood dorado como Daniele Amfitheatrof, Herbert Stothart, Leigh Harline, Paul J. Smith, Louis Silvers, Hugo Friedhofer, Adolph Deutsch o Roy Webb quizás no estén a la altura de maestros como Bernard Herrmann, Max Steiner, Alex North, Alfred Newman, Miklós Rózsa o Franz Waxman; pero lo que sí es cierto es que su aportación a la música cinematográfica ha sido y sigue siendo hoy en día esencial debido a su compromiso artístico y, en especial, a su apasionada profesionalidad.
En el caso de Roy Webb, el músico neoyorquino fue al autor de más de 250 bandas sonoras, desde 1929 hasta 1958, cuando con 70 años decidió abandonar la carrera de compositor para la gran pantalla con el score de Teacher's pet, la comedia protagonizada por Clarke Gable y Doris Day. Su filmografía siempre estuvo marcada por su solidez y solvencia, aunque la mayoría de sus creaciones (muchas de ellas compuestas para los trailers de las décadas de los 30 y 40) no tuviera una repercusión especialmente significativa. De hecho, como en el caso de los autores mencionados en primer lugar con anterioridad, sus bandas sonoras solían centrarse en producciones de serie B más o menos interesantes. Sus escasas participaciones en películas de renombre (al menos en la actualidad), como I married a witch, The body snatcher, Flying leathernecks, Marty o, sobre todo, el filme de Alfred Hitchcock Notorious (Encadenados), le permitieron lucir sus galas de músico especialmente dotado en el subrayado incidental.
Para Notorious Webb compuso un tema central elegante y muy intimista, que introducía un score centrado en la descripción de una trama cuya intensidad se vio reforzada por una partitura perfectamente sincronizada. Por desgracia aún no existe edición oficial de la música; tan sólo alguna suite en ediciones recopilatorias, como la publicada por el sello Cloude Nine (imagen) en 1995.

Orquestador: Gil Grau.




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Día 344: "Camelot" de Frederick Loewe, Alan Jay Lerner & Alfred Newman (1967)

Camelot, estrenada originalmente en Broadway en 1960 y protagonizada por Richard Burton y Julie Andrews, tuvo en un primer momento una acogida más bien tibia, para pasar a recibir con posterioridad (y debido a una intervención de gran éxito en el show televisivo de Ed Sullivan) el unánime apoyo de crítica y público. En 1966 el productor de la Warner Bros. Jack L. Warner decidió que era el momento de trasladar a la gran pantalla el musical de Frederick Loewe (partitura) y Alan Jay Lerner (texto), cuyo estreno se produciría el 25 de octubre de 1967. Bajo la dirección de Joshua Logan y con un reparto al menos carismático (Richard Harris, Vanessa Redgrave y Franco Nero en los papeles principales), la película fue un relativo éxito en su momento, aunque hoy en día ha pasado a ser considerada como un clásico del género.
Camelot es la demostración definitiva del inagotable talento melódico del músico berlinés Frederick Loewe. Canciones memorables como C'est moi, Camelot, How to handle a woman? o I loved you once in silence forman parte de lo mejor del musical, y evocan con sutil sentido de lo delicado un mundo medieval en el que se funden con sugerente lirismo lo fantástico y lo realista.
Mención especial merece la adaptación del gran Alfred Newman, auténtico especialista de los arreglos de comedias musicales, quien para Camelot realizó una composición que va mucho más allá de la mera adaptación (segundo archivo de audio), demostrando que lo incidental, en ocasiones, puede superar al original.

Orquestadores: Jack Hayes, Leo Shuken, Peter King & Gus Levene.






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Día 343: "The talented Mr. Ripley" de Gabriel Yared (1999)

Cerca de cien bandas sonoras conforman la filmografía del músico libanés Gabriel Yared, la mayoría a medio camino entre Estados Unidos (Cold Mountain, Amelia) y Francia (Camille Claudel, Betty Blue). Su carácter ecléctico y alejado de convencionalismos le ha situado en un lugar preferente dentro de la Industria. Un ejemplo de esta personalidad armónica y variopinta es su partitura para la película de Anthony Minghella The talented Mr. Ripley (El talento de Mr. Ripley), basada en una novela de Patricia Highsmith.
Yared desarrolla una música que mezcla las sonoridades apacibles y serenas (centradas principalmente en los momentos previos al drama) con aquellas mucho más agobiantes y apesadumbradas (aplicadas en las partes que refuerzan la ambientación de thriller). Pero el artista nacido en Beirut también concede un especial protagonismo al jazz, elemento sino crucial sí muy significativo en el retrato del personaje central de la historia. De esta forma, The talented Mr. Ripley acaba convirtiéndose en una banda sonora cuya solidez y eficiencia la sitúan entre lo más notable de la década de los 90.

Orquestadores: John Bell y Gabriel Yared.






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Día 342: "The natural" de Randy Newman (1984)

Randy Newman es uno de los compositores más singulares del séptimo arte, aunque, en realidad, sólo ha escrito 30 bandas sonoras. La saga Toy story, Awakenings, Ragtime, Avalon, Pleasantville o Maverick muestran su talento a la hora de reforzar el poder de las imágenes, que adquieren con su música una intensidad aún más notoria.
Su cuarto score, The natural (El mejor), fue compuesto en 1984 y
puede definirse como uno de los mejores de la historia del cine.
La película de Barry Levinson es un acertado y emotivo melodrama deportivo que cuenta con un reparto de auténticas campanillas encabezado por Robert Redford y secundado por Kim Basinger, Glenn Close, Wilford Brimley, Richard Farnsworth, Joe Don Baker y Michael Madsen.
Newman plasma con su partitura un mundo de ambiciones y frustraciones, pero no desde lo trágico sino desde lo lúcido, gracias a una serie de melodías que subrayan la acción de manera ejemplar, en especial en aquellos momentos cercanos a la épica tan típica del deporte (acentuados por la majestuosidad de los instrumentos de viento, trompas en particular).

Orquestador: Jack Hayes.



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Día 341: "The dissapearance of García Lorca" de Mark McKenzie (1996)

Magnífico orquestador (Dances with wolves, Alive!, The patriot, Hulk) y mejor compositor (My family, Blizzard, Durango), Mark McKenzie puede presumir de una filmografía carismática, aunque en el fondo no haya tenido la suerte de ser recompensada con películas de repercusión internacional.
En 1996 escribió el score de la película de Marcos Zurinaga The dissapearance of García Lorca (Muerte en Granada), en la que se relata la investigación de un periodista tras la muerte del poeta español. McKenzie, como es natural, se dejó seducir por la magia de la música tradicional andaluza, que aparece como recurso descriptivo y costumbrista. Sin embargo, la partitura se decanta más bien por las melodías de marcado tono elegiaco (el tema central resulta a todas luces inspirador), resultando una obra de serena belleza en la que McKenzie plasma con refinamiento toda la pasión y entusiasmo de un poeta y dramaturgo inmortal.

Orquestadores: Patrick Russ & Mark McKenzie.
Música adicional (flamenco): Ángel Peña.


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Día 340: "Major Barbara" de William Walton (1941)


Aunque William Walton sólo ha escrito catorce bandas sonoras para el cine, puede y debe ser considerado como uno de los grandes compositores del séptimo arte. Partituras de la talla de Hamlet, Henry V o Escape me never son creaciones que seducen gracias a su apasionado academicismo; en ellas (y, por extensión, en toda su filmografía) el artista británico hace gala de un estilo que recoge lo más emblemático de la música europea, en especial de autores como Igor Stravinsky, Claude Debussy, Maurice Ravel o Jean Sibelius. Pero su originalidad radica en su muy personal y sugerente adaptación al celuloide, consiguiendo alejar de la pantalla la inevitable frialdad de las composiciones llamadas tradicionalmente 'clásicas'.
Uno de sus scores menos conocidos es Major Barbara (Mayor Barbara), perteneciente a la película dirigida entre 1940 y 1941 por Gabriel Pascal y basada en una pieza teatral de George Bernard Shaw. Por desgracia, la partitura completa aún permanece sin editar; tan sólo existe un arreglo de diez minutos realizado por Christopher Palmer y dos temas incluidos en la serie de cuatro CD sobre Walton publicada por el sello Chandos, con la dirección de Neville Marriner al frente de la magnífica Academy of St. Martin in the Fields.
Major Barbara es una pieza de singular belleza cuyo principal atractivo reside en su tema de amor, uno de los más radiantes de la historia del cine, y que define a la perfección el carisma de un autor de enorme solidez y profesionalidad.

Orquestador: Roy Douglas.
Arreglos para los títulos en la versión americana: Miklós Rózsa.
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Día 339: "The time machine" de Klaus Badelt (2002)

El músico germano Klaus Badelt es uno de los compositores cinematográficos más activos (y solicitados) en la actualidad. El principal motivo radica en su sorprendente capacidad de adaptación a todo tipo de producciones, tanto en Estados Unidos, por lo general con un marcado componente comercial, como en Europa, donde sus creaciones se inclinan por una temática más sobria.
Escribió su primer score para la gran pantalla en 1998, a la edad de 31 años, y en concreto para el filme alemán Der eisbär. Su siguiente proyecto, The pledge, le abrió de par en par las puertas de Hollywood, pero no sería hasta 2002 que la Industria le ofreciera su oportunidad con la ambiciosa producción The time machine (La máquina del tiempo), una irregular adaptación del clásico de H. G. Wells, dirigida curiosamente por uno de los descendientes del escritor, Simon Wells. Badelt, consciente de que ocasiones así no deben desperdiciarse, desarrolló un score apoyado en un magnífico tema central. Es una melodía de generosos aires clásicos que describe a la perfección el tono aventurero de la película, y que protagoniza la primera parte de la misma en casi todos los momentos en los que Badelt subraya la acción. No obstante, cuando ésta se sitúa en el futuro la banda sonora decae, sino con estrépito sí de manera poco sutil, quizás porque es en ese momento cuando el compositor alemán ve que su creación acaba en la manos de otros autores (Geoff Zanelli, James Dooley, Ramin Djawadi y Tim Jones), haciendo que al final The time machine sea una obra de comienzo esplendoroso y epílogo un tanto apagado debido a su impersonalidad.

Orquestadores: Bruce Fowler & Ladd McIntosh.
Música adicional: Geoff Zanelli, James Dooley, Ramin Djawadi & Tim Jones.
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Día 338: "Only you" de Rachel Portman (1994)

A pesar de sus 49 años, la compositora inglesa Rachel Portman ya ha escrito cerca de 80 scores entre cine y televisión. Desde Privileged en 1982, con un jovencísimo, como ella, Hugh Grant, hasta la actual Never let me go, su filmografía viene marcada por un intenso y reconfortante refinamiento estilístico. Casi todas sus bandas sonoras siguen esta línea de elegancia y delicadeza, en especial en títulos tan significativos como Chocolat, The adventures of Pinocchio, The cider house rules, Oliver Twist o Grey Gardens.
En 1993 escribió la partitura para la comedia romántica de Norman Jewison (Jesus Christ Superstar) Only you (Sólo tú), protagonizada por unos entregados, y algo sobreactuados, Robert Downey Jr. y Marisa Tomei. Sin embargo, Portman deja de lado lo pueril de la propuesta, pese a sus aislados momentos destacables, y se entrega a la escritura de una partitura abiertamente poética que no siente rubor ante lo recargadamente académico de la propuesta. Y es en ese tono retórico en el que, de una forma paradójica, acaba saliendo airosa la compositora británica, pues firma un score de gran serenidad y belleza, cuyo bucólico tema principal resulta realmente conmovedor.

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Día 337: "Superman returns" de John Ottman & John Williams (2006)

Montador de películas como Usual suspects, X-Men 2 o Valkiria, todas ellas realizadas por Bryan Singer, John Ottman es, sin embargo, mucho más conocido como compositor de las mismas, aparte de otras de la repercusión de Gothika, Astro Boy o Fantastic Four.
Su relación personal y artística con Singer comenzó en 1993 con Public access; desde entonces han colaborado en todos los filmes salvo en la primera parte de X-Men, obra de Michael Kamen.
Ottman es un autor que ha sido criticado, con mayor o menor justicia, por ser considerado un músico que carece de estilo propio. Esta afirmación, por lo menos discutible, debería en su caso hacerse extensible a la mayoría de jóvenes compositores cinematográficos actuales. Lo que hace diferente a Ottman es su acercamiento sin prejuicios a los postulados más tradicionales, situándose así en un punto intermedio entre los grandes clásicos y los músicos más previsibles.
En 2006 firmó la que es, posiblemente, su banda sonora más destacable hasta el momento: Superman returns. Tomando como evidente referencia el score de John Williams (de hecho el tema central es exactamente el mismo que el del filme de Richard Donner), John Ottman realiza una plausible adaptación de las melodías principales del maestro neoyorquino, que adquieren aún mayor consistencia y brío. Además, Superman returns, apoyándose en la labor de sus 8 orquestadores, hace gala de un virtuosismo sinfónico que realza las imágenes de la enérgica y entretenida película de Singer. Pero no deberíamos negar la originalidad creativa de Ottman, ya que con su peculiar sentido de lo espectacular nos brinda una partitura pletórica y de inapelable belleza.

Orquestadores: Rick Giovinazzo, Damon Intrabartolo, Kevin Kliesch, Frank Macchia, John Ottman, Lior Rosner, Jeffrey Schindler & John Ashton Thomas.


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Día 336: "Superman" de John Williams (1978)

Situado entre dos obras maestras como Jaws 2 y Dracula, Superman es, junto con Star wars, el score más emblemático de John Williams. La película dirigida por Richard Donner permanece como una de las adaptaciones de superhéroes más respetuosas tanto con el original como con el público. En su momento su éxito fue enorme, lo cual invitó no sólo a una continuación, de hecho en parte rodada por el propio Donner, sino a dos secuelas más, ambas muy inferiores al filme inicial.
Tras el impacto mediático que supuso Star wars, y su merecido Oscar recibido en 1978, John Williams se posicionó dentro de la Industria como el principal compositor para las grandes producciones. Su dominio de la melodía, y en especial de los temas con carisma, ha hecho de él el autor más notable del mundo de la música de cine. Si para el épico filme de George Lucas creó el inmortal Main title que todos conocemos, homenaje al clasicismo de Richard Strauss y Erich W. Korngold, para su nueva aventura de ciencia-ficción era inevitable componer un leitmotiv acorde con los cánones del género, que casi siempre se han decantado por las fanfarrias esplendorosas. Así, el tema central de Superman es fiel reflejo de ese estilo epopéyico en el que impera una orquestación ambiciosa y alejada de tonos simples. Pero Williams, como autor obsesionado por la estructura temática creativa, no se conformó con una mera sucesión de variaciones; más bien todo lo contrario. Dejó que los personajes tuvieran su propia melodía, enriqueciendo además al argumento con toda una serie de cortes que recorren, con brillantez y delicadeza, todo el espectro musical de su inconfundible estilo academicista.

Orquestadores: Angela Morley (no acreditada), Arthur Morton y Herbert W. Spencer.
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Día 335: "The Shawshank Redemption" de Thomas Newman (1994)

Compuesta entre la desconocida The favor y la melancólica The war, The Shawshank Redemption (Cadena perpetua) es una banda sonora que define la personalidad de un compositor de primer orden: Thomas Newman. El filme de Frank Darabont es uno de los mejor valorados en la prestigiosa web imdb.com (9,2 puntos de entre más de medio millón de votos); pero no es tan sólo un reconocimiento popular pues entre los críticos también figura como una de las películas más importantes de los 90.
El score de Thomas Newman sigue la línea de sus obras más orquestales, en las que los instrumentos de cuerda dominan el conjunto melódico, pero sin dejar de lado su peculiar afán por diseñarlo en perfecta combinación con lo electrónico. Sin embargo, The Shawshank redemption se decanta más por el componente sinfónico, y en especial por aquel que evoca lo melodramático de unos personajes perdidos en un mundo de opresión e injusticia. Así, Newman compone una partitura que va desde las tonalidades sombrías y relativamente frías hasta una culminación épica resaltada con una lucidez de marcados matices líricos.

Orquestador: Thomas Pasatieri.


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Día 334: "The wolves of Willoughby Chase" de Colin Towns (1989)

The wolves of Willoughby Chase (Tierra de lobos), irregular película dirigida por Stuart Orme protagonizada por Stephanie Beacham, es una especie de cuento infantil con madrastra (tía en este caso) de "difícil carácter" que debe cuidar a dos niñas en un palacio de la campiña inglesa, Willoughby Chase, situado en una zona repleta de lobos; pero la ferocidad en este caso es más humana que animal. La premisa quizás no sea demasiado original, pero lo triste es que la torpe y televisiva realización acaba convirtiendo al filme en un producto de serie B en el que sólo sobresale la extraordinaria partitura del músico londinense Colin Towns.
Especializado en obras para la pequeña pantalla, Towns creó un score cuyo tema central puede ser considerado como uno de los más memorables de la década de los 80. A partir de este excepcional y muy emotivo prólogo, desarrolla en The wolves of Willoughby Chase toda una serie de melodías que huyen de lo ligero, imprimiendo a la partitura una energía y eficiencia que es fiel reflejo de un autor cuyo academicismo seduce gracias a un refinamiento puramente británico, resaltado en este caso por la contundente interpretación de The Symphonie Orchestra Graunke of Munich.

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Día 333: "The formula" de Bill Conti (1980)

Compuesta entre Private Benjamin y el episodio piloto de Dinasty, The formula (La fórmula) puede ser considerada como una de las bandas sonoras más destacables en la extensa carrera de Bill Conti. La película de su buen amigo John G. Avildsen (Rocky) quizás no haya pasado a la historia del cine por sus valores artísticos, pese a su impactante pareja protagonista, Marlon Brando y George C. Scott, pero lo que sí resulta innegable es la contundencia y la solvencia de una partitura que sabe como pocas plasmar el mundo del espionaje. Conti lo describe mediante una música incidental que aporta intensidad a la trama, pero, sobre todo, poder de convicción gracias a sus dos temas centrales (archivos de Goear), posiblemente los más memorables de su filmografía. Ambos reflejan con singular espectacularidad y emoción el carácter de un autor más preocupado por resultar sobrio que no recargado.
Como curiosidad señalar que el sello Varèse Sarabande acaba de publicar por primera vez en CD el score, 30 años después de su edición en vinilo.






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Día 332: "Love is a many-splendored thing" de Alfred Newman, Leigh Harline, Hugo Friedhofer & Sammy Fain (1955)

Love is a many-splendored thing (La colina del adiós) es un caso muy particular en la historia de la música de cine, pues, aunque en principio la partitura viene firmada por Alfred Newman (quien curiosamente ganó un Oscar por la misma), en realidad se trata de una banda sonora cuya autoría corresponde a cuatro compositores: el mencionado Newman, Leigh Harline, Hugo Friedhofer (ambos sin acreditar) y Sammy Fain (ganador de otro Oscar junto al letrista Paul Francis Webster por la célebre canción que da título al filme).
Love is a many-splendored thing es un apasionado melodrama romántico dirigido por Henry King (The bravados) y ambientado en plena emergencia de la revolución comunista china. Para evocar dicha trama Alfred Newman desarrolló una muy sutil adaptación del tema de Fain y Webster al que engalanó con múltiples variaciones melódicas, oportunamente perfeccionadas en las partes más incidentales por Leigh Harline y Hugo Friedhofer. Pero este cóctel musical, lejos de resultar impersonal o incoherente, acaba convirtiéndose en un bellísimo score pleno de armonía que es un perfecto exponente del cine clásico de los años 50.

Orquestador: Edward B. Powell.


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Día 331: "On dangerous ground" de Bernard Herrmann (1952)

Compuesta entre The day the Earth stood still y 5 fingers, On dangerous ground (La casa en la sombra) es una de las partituras cinematográficas más representativas del maestro Bernard Herrmann. La oscura película de Nicholas Ray protagonizada por Ida Lupino y Robert Ryan es un angustioso thriller que se situó muy a contracorriente del cine de su tiempo, más centrado en las tramas poco arriesgadas. Y qué mejor compositor para describir la historia de un detective que va a investigar un asesinato en un pequeño pueblo aislado por la nieve, que Herrmann, auténtico especialista a la hora de subrayar los argumentos que mezclan romance y suspense.
Para el músico neoyorquino On dangerous ground era su score favorito, y no es de extrañar pues en él aparecen, con singular vehemencia, casi todas las tonalidades de su obra cinematográfica, en especial aquellas que resaltan lo dramático (Violence, The death hunt, Fright), aunque sin dejar de lado el componente romántico inherente a toda producción clásica de Hollywood que se precie (Nocturne, Pastorale, Blindness).

Orquestador: Bernard Herrmann.





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Día 330: "Der Rosenkavalier" de Richard Strauss (1925)

En 1925 el realizador Robert Wiene adaptó a la gran pantalla la ópera cómica de Richard Strauss Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa), escrita originalmente en 1911. Muy poco conocida entre los aficionados, la partitura del músico alemán puede ser considerada como una de las obras maestras indiscutibles del séptimo arte. Aunque su origen no sea cinematográfico, la partitura de Strauss luce aún más en su conversión al celuloide, y pese a las peculiaridades del cine de la época, resulta una creación de tal lucidez que es imposible no caer ante sus encantos.
Son cerca de dos horas de composición al más puro estilo decimonónico, en el que imperaban las tonalidades más tradicionales, y su estructura se basa en los diferentes momentos incidentales de la pieza coral original, a la que Strauss aporta su radiante sinfonismo a prueba de simplezas. Además, al disfrutar Der Rosenkavalier es inevitable escuchar por todos sus rincones los aires de Erich Wolfgang Korngold, en una curiosa demostración de que el compositor checo le debía gran parte de su talento al alemán.
Si como amante de la música de cine aún no se ha llegado a disfrutar de esta pieza inmortal, nunca es tarde si el placer es eterno. Y es que en el género hay correctos, buenos y grandes compositores, además de genios como Richard Strauss.

Orquestador: Richard Strauss.

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Día 329: "Australia" de David Hirschfelder (2008)

Desde 1990 el compositor australiano David Hirschfelder ha desarrollado una carrera dentro del cine y la televisión que, aunque no sea considerada como una de las más reconocidas entre el gran público, sí resulta como poco ecléctica y alejada de lo superficial.
Scores como Shine (su bautizo internacional), Elizabeth, Aquamarine o The children of Huang Shi son obras de indudable belleza y, a la vez, con un notable compromiso estilístico. De hecho, Hirschfelder es un autor poco común y, hasta cierto punto, inclasificable ya que sus creaciones se alejan de lo obvio y buscan la originalidad (algo poco común en el mundo de la música de cine).
Sin embargo, en 2008 firmó la que puede ser considerada como su banda sonora más importante, y que paradójicamente evoca lo más tradicional del género: Australia. La epopeya dirigida por Baz Luhrmann fue en su momento vapuleada por cierta parte de la crítica, que no quiso o no supo apreciar el componente clásico de una película arriesgada, en todos los sentidos. En cuanto a la partitura de Hirschfelder nos encontramos ante un caso muy particular de obra injustamente despreciada por la Academia de Hollywood y no menos por los editores discográficos, que no han aprovechado la oportunidad de publicar uno de los mejores scores de los últimos años, lleno de momentos intensos y espectaculares.
Australia es una obra que rescata el añorado aroma del western, y en especial del estilo de Aaron Copland (el archivo de audio es un ejemplo de ello), aunque el músico australiano también plasma en su partitura lo emotivo de la acción mediante melodías de elegante sinfonismo y serena sobriedad.

Orquestadores: Craig Bryant, Daniel Baker, Bryce Jacobs, James K. Lee y Jessica Wells.

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Día 328: "Anastasia" de Alfred Newman (1956)

Alfred Newman fue uno de los pioneros de la música cinematográfica en Hollywood. Desde 1930, cuando dio sus primeros pasos como director de orquesta para los estudios, hasta su última obra, Airport, escrita en 1970, su carrera es un magnífico ejemplo de profesionalidad.
Uno de sus scores más relevantes, y, por extensión, mejor valorados por los aficionados, pertenece a la película de Anatole Litvak Anastasia, uno de los productos típicos de la época dorada en el que sobresalía el carisma de dos grandes actores: Ingrid Bergman y Yul Brynner. La partitura de Newman ahonda en las raíces de la música del este de Europa, en especial la rusa, por lo que es inevitable sentir el aroma melódico de autores clásicos como Tchaikovsky, Prokofiev o Rachmaninov. Sin embargo, Anastasia va más allá de un mero arreglo de piezas sinfónicas (algo que, por otro lado, era una especialidad del músico norteamericano en el caso del cine musical), resultando, en definitiva, un score a todas luces entregado con pasión a la descripción de un amor en apariencia imposible.
Como curiosidad señalar que su hijo, David Newman, que tenía dos años cuando se estrenó la versión de Litvak, escribió en 1997 el score para la versión animada, también producida por Fox.

Orquestador: Edward B. Powell.
Arreglos (música rusa): Michel Michelet.


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Día 327: "Last of the dogmen" de David Arnold (1995)

Last of the dogmen (Los últimos guerreros) es, hasta la fecha, la única película dirigida por Tab Murphy (autor, por cierto, de los guiones de las producciones Disney The hunchback of Notre Dame, Tarzan y Atlantis: The lost empire). Para ilustrar este western moderno con supuestas bases históricas (una tribu de indígenas norteamericanos, aislada en el tiempo, es encontrada en lo profundo de las montañas por un rastreador a la caza de unos fugitivos), los productores contrataron a uno de los músicos más interesantes de la nueva generación de compositores cinematográficos: el británico David Arnold.
Con poco más de 30 años, Arnold escribió la música de grandes éxitos de los 90, realizados por Roland Emmerich, como Stargate, Independence day o Godzilla, en los que daba rienda suelta a un estilo enfático de imponentes orquestaciones (que adaptaría de manera un tanto convencional a partir de 1997 a la serie 007 con Tomorrow never dies).
En 1995 compuso su tercer score para la gran pantalla y, posiblemente, su creación más memorable, la mencionada Last of the dogmen. Partiendo de un tema central que da nombre al filme, Arnold se decanta por una creación a todas luces deudora del western más emocional, pero sin caer en la tentación de las melodías a lo 'americana' próximas a autores como Copland o Moross. Así, Last of the dogmen se convierte en una partitura que combina a la perfección las tonalidades épicas con aquellas que se centran en la descripción de la belleza del paisaje de alta montaña, dando como resultado una banda sonora intensamente poética.

Orquestador: Nicholas Dodd.


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Día 326: "The sea hawk" de Erich Wolfgang Korngold (1940)

The sea hawk (El halcón del mar) es considerada como la partitura cinematográfica más compleja de la historia del séptimo arte, al menos así lo atestiguan los directores y las orquestas que han tenido que interpretarla. Su inusual instrumentación, elaborada por Hugo Friedhofer, Ray Heindorf, Milan Roder y Simon Bucharoff, es estudiada con detenimiento por los expertos como una rara avis en el género, por lo general centrado en la creación de obras alejadas de lo complicado estilísticamente. Su autor, el inmortal músico checo Erich Wolfgang Korngold, fue uno de los más grandes compositores que ha dado el cine, a pesar de haber elaborado sólo 18 bandas sonoras para la gran pantalla; eso sí, la mayoría, por no decir todas, auténticas obras maestras.
En 1940, entre The private lives of Elizabeth and Essex y The sea wolf, Korngold compuso la mencionada The sea hawk. La película dirigida por Michael Curtiz y protagonizada por Errol Flynn y Claude Rains, es un curioso filme de aventuras, a mayor gloria del imperio británico, que a día de hoy resulta refrescante pero algo trasnochado. Sin embargo, su música resalta el poder de sus imágenes mucho más allá de su carácter más o menos pueril, pues Korngold recrea la ambientación histórica como si de una ópera se tratase, evitando en todo momento la creación de temas superficiales.
The sea hawk seduce gracias a su clasicismo intemporal, deudor de autores como Richard Wagner o Gustav Mahler, algo que trasladó sin tapujos al celuloide, pues en su fuero interno nunca despreció un medio que, al final, le llevó a lo más alto de Hollywood.
Orquestadores: Hugo Friedhofer, Ray Heindorf, Milan Roder y Simon Bucharoff.




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Día 325: "The cardinal" de Jerome Moross (1963)

Orquestador durante más de diez años (1940-1952), en los que instrumentó partituras tan destacables como la escritas por Aaron Copland Our town y The North Star, o The best years of our lives de Hugo Friedhofer, o la no menos notable Since you went away de Max Steiner, Jerome Moross puede ser considerado, pese a sus escasas incursiones en el cine, como uno de los músicos norteamericanos más importantes del siglo XX.
Fue autor de obras para concierto como una sinfonía o piezas de cámara, todas ellas en las que imperaba un estilo que se ha conocido como "americana", y que es fiel reflejo de la simbiosis entre el jazz de Nueva Orleans y el más académico sinfonismo europeo.
En 1963 fue contratado por el realizador y productor Otto Preminger para componer el score de su película The cardinal (El cardinal). La historia de un joven sacerdote que se enfrenta a la intolerancia y al poder católico establecido, es descrita musicalmente por Moross mediante el empleo de una temática que no oculta su pasión por las melodías intensas y de acentuada energía (en especial su célebre y pomposo tema principal).
The cardinal es una banda sonora que consolidó a un autor cuya vehemencia resulta casi siempre contagiosa, en especial en aquellos momentos centrados en la exposición tonal de los miedos y las tragedias humanas, pero, eso sí, con una pincelada de agradecida belleza tonal.

Orquestadores: Gary Hughes y Albert Woodbury.



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