
Con su tercera película, Animal house, empezó una fructífera relación artística con el compositor neoyorquino Elmer Bernstein, con el que volvería a colaborar en cinco ocasiones posteriormente, casi siempre desde la acentuación del componente cómico. Curiosamente su score más interesante tan sólo cuenta con apenas diez minutos de música: An american werewolf in London (Un hombre lobo americano en Londres). Es una obra que arranca con uno de los temas más melancólicos de la historia del cine, melodía que anuncia con suma delicadeza el drama que se avecina. El resto de la partitura juega con el lado más sombrío de la historia, evitando describir los momentos de comedia, más o menos lacónica, que introduce con pinceladas Landis, quien prefiere dejar a la selección musical de canciones el subrayado burlesco.
Indicar finalmente que aún no existe edición oficial en CD de la banda sonora.
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