Poco menos de 30 bandas sonoras para la gran pantalla componen la filmografía del joven compositor californiano Cliff Eidelman (45 años). Su carrera empezó en 1988 (To die for) y desde entonces se ha convertido en uno de los autores con más proyección en Hollywood, aunque no se prodigue demasiado en los últimos años.
Al principio de su carrera encontramos scores considerados ya hoy como auténticos clásicos: Magdalene, Triumph of the spirit, Star Trek VI y Christopher Columbus: The discovery. Fueron unos inicios que se podrían calificar como espectaculares, y en ellos Eidelman parecía ser el compositor con más futuro de la década de los 90. Quizás mirándolo con la perspectiva actual, su obra parece haber sufrido, por decirlo de alguna manera, un ligero decaimiento, aunque sería injusto afirmar que Eidelman ha pasado al olvido.
De entre todas sus bandas sonoras podría haber citado en primer lugar cualquiera de las mencionadas con anterioridad, o las más recientes One true thing y The sisterhood of the traveling pants, pero me he decantado por una que refleja como ninguna toda la fuerza emocional que casi siempre ha caracterizado a su obra. Hablo de la tercera entrega de Free Willy, titulada Free Willy 3: The rescue (Liberad a Willy 3: El rescate). La película fue masacrada por público y crítica, y posiblemente sólo sobreviva del desastre artístico el magnífico score de Eidelman, quien, inspirándose en el tema principal compuesto por Basil Poledouris, firmó una partitura sensible y sentimental, repleta de momentos perdurables y que es ejemplo del estilo de un autor sin fisuras y siempre dispuesto a dar lo mejor de sí mismo.
Orquestadores: Jack Hayes y Patrick Russ.
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