
Aunque la historia de Lee parece conceder un protagonismo a la inquietud del universo infantil, en el fondo es un relato visual y literario que intenta reflejar con sereno realismo el doloroso tema de la segregación racial. Para ello Bernstein compuso un tema principal que forma parte viva de la historia del cine junto con su célebre tema de The magnificent seven, y que sirve de ejemplar vínculo emocional entre el espectador y el drama que relata Mulligan con impresionante delicadeza.
Toda la banda sonora está instrumentada de manera aparentemente sencilla, pero no es más que una apariencia, pues resulta una creación de encomiable mesura musical que otorga un especial protagonismo al carácter melancólico de la cuerda (en particular el piano, el harpa y el violín).
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