
El score comienza con su célebre Overture, un guiño musical, por decirlo de alguna manera, en el que el artista neoyorquino juega con las posibilidades instrumentales del fandango para elaborar un prólogo de innegable energía que anuncia que nos vamos a encontrar con una historia que mezcla como pocas la comedia y el suspense. Sin embargo, Herrmann, quizás por su personalidad melancólica y poco sociable, no poseía apenas sentido del humor musical (The trouble with Harry es una más que honrosa excepción), y por ello la banda sonora acaba decantándose por un tono más cercano al romanticismo (Conversation piece) y, principalmente, por una ambientación propia de thriller, aspecto para el que siempre supo dar lo mejor de su genio.
La parte final de la obra incluye uno de los momentos más espectaculares de toda la filmografía de Bernard Herrmann; se trata del corte Mount Rushmore/Finale (edición de Varèse), en el que narra musicalmente uno de los desenlaces más contundentes de la historia del cine.
Orquestador: Bernard Herrmann.
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