Día 324: "The egyptian" de Bernard Herrmann & Alfred Newman (1954)



En plena emersión del formato CinemaScope, con unos estudios cada vez más obsesionados en desarrollarlo a través de películas de corte histórico en especial, el productor Darryl F. Zanuck intentó realizar con The egyptian (Sinuhé, el egipcio) su particular The robe, pero con resultados comerciales muy poco satisfactorios. La famosa novela de Mika Waltari tenía todos los mimbres para convertirse en un producto cinematográfico de primer orden, pero el habitualmente atinado realizador Michael Curtiz (Casablanca) no consiguió imprimir toda la energía literaria de la obra de Waltari. Sin embargo, todo lo contrario sucedió con la partitura escrita (raro en el Hollywood de entonces) a dos manos por dos de los más grandes compositores de cine: Alfred Newman y Bernard Herrmann. Entre ambos escribieron una banda sonora comme il faut, es decir, espectacular en su diseño musical de las escenas de masas, y emotivamente sentimental en los momentos más reposados (la mayor parte compuestos por Herrmann), aquellos que se centran en unos personajes que son el exponente de una etapa de la historia fascinante .

Orquestadores: Edward B. Powell y Bernard Herrmann.
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Día 323: "The witches of Eastwick" de John Williams (1987)

Desde 1952 John Williams ha forjado una de las carreras cinematográficas y televisivas más impactantes de la historia. Más de cien scores para los dos medios que testimonian el valor artístico de un músico que puede ser calificado como el más carismático e influyente de las últimas décadas.
Entre dos obras maestras como SpaceCamp y The empire of the sun, Williams compuso otra partitura no menos magistral: The witches of Eastwick (Las brujas de Eastwick). La alocada comedia de George Miller, protagonizada por un sobreactuado Jack Nicholson y unas entregadas Cher, Susan Sarandon y Michelle Pfeiffer, quizás haya envejecido con el paso de los años, pese a alguna escena de innegable originalidad, pero el score del maestro neoyorquino aún permanece como una de sus obras más redondas.
The witches of Eastwick se abre con el sofisticado y enigmático tema The township of Eastwick, pero no será hasta el siguiente tema en la edición discográfica, The dance of the witches, que nos encontremos con el leitmotiv que refleja la particular obsesión de Williams por crear melodías emblemáticas y pegadizas. El resto de la obra muestra la singular fuerza sinfónica que siempre ha caracterizado la filmografía de John Williams, en especial en los momentos de acción y en aquellos en los que juega con el carácter cómico de la historia (en especial The tennis game).

Orquestador: Herbert W. Spencer.







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Día 322: "Viva Zapata!" de Alex North (1952)

A pesar de la repercusión histórica del gran Alex North, en realidad en los cerca de 50 años de carrera musical dentro de Hollywood tan sólo escribió poco más de 60 scores para la gran pantalla, muy lejos de los centenares de Max Steiner o Alfred Newman.
En 1952, tras el enorme éxito que obtuvo con A streetcar named desire un año antes, North compuso su primera banda sonora caracterizada por la espectacularidad de su temática: Viva Zapata! (después llegarían otras obras de arte como Spartacus, Cleopatra o The Shoes of the Fisherman). Para el filme dirigido con pulso firme por el polémico Elia Kazan, el mismo realizador de A streetcar named desire, el músico norteamericano dejó atrás el jazz sinfónico para centrarse en la escritura de una partitura de ambientación tradicional que se apoya en una instrumentación arriesgada por su singular aparatosidad. Pero es tan sólo una ilusión, pues North, en colaboración con Maurice de Packh, juega con gran pericia con el colorido melódico de la música popular mejicana, creando una cromática sinfonía que es todo un canto a la belleza del país americano.

Orquestador: Maurice de Packh.


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Día 321: "The wreck of the Mary Deare" de George Duning (1959)

Desde Johnny O'Clock en 1947 hasta la serie de televisión Zorro and son en 1983, George Duning, nacido en el estado norteamericano de Indiana, forjó una carrera en Hollywood que es fiel reflejo de un artista comprometido con el más puro clasicismo.
En sus primeros cuatro años en la meca del cine Duning trabajó como orquestador y arreglista de películas de relativo bajo presupuesto, salvo The Jolson story, para dedicarse con posterioridad casi en exclusiva a la composición para la gran pantalla, con sus incursiones inevitables en la pequeña.
Una de sus bandas sonoras de mayor calado entre los aficionados es The wreck of the Mary Dear (Misterio en el barco perdido). La película dirigida por Michael Anderson y protagonizada por Gary Cooper (su penúltima producción) y Charlton Heston, es un filme de muy cuidada ambientación, en especial en su primer cuarto (escenas dentro del barco). Para ilustrar la historia, Duning recurrió a una temática muy alejada de las melodías evidentes en su tonalidad ligera, típicas del cine del momento. Compuso por lo tanto una partitura de agobiante ritmo, muy dramática y que sólo se atempera con la presencia femenina en la acción.
The wreck of the Mary Deare no resulta un score de fácil audición, y es por ello que sobresale gracias a su capacidad para ceñirse a una trama de creciente suspense.

Orquestador (no acreditado): Arthur Morton.


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Día 320: "Rudy" de Jerry Goldsmith (1993)

17 nominaciones a los Oscar, 1 Oscar, 4 nominaciones a los Bafta, 2 nominaciones a los Emmy, 5 Emmy, 8 nominaciones a los Globos de Oro, 5 nominaciones a los Grammy. Y aún se quedan más premios y nominaciones en el tintero. Una demostración evidente de la importancia de Jerry Goldsmith dentro de la industria cinematográfica y musical.
Su genio creador y su fuerte carácter como autor han marcado seis décadas del cine y la televisión norteamericanos, desde 1951 hasta 2003.
En 1993, entre Dennis the Menace y Malice, Goldsmith compuso una de sus obras más poéticas: Rudy. La irregular película de David Anspaugh, con el que ya había colaborado con anterioridad en la más recomendable Hoosiers, recupera la temática deportiva de ésta y sirve al músico californiano como modelo para componer un score a todas luces bucólico en el que sobresale su Main title, uno de los más memorables de su extensa carrera. Desde este prólogo lírico, Goldsmith hace gala en el resto de la banda sonora de una sorprendente capacidad melódica, que cautiva y emociona gracias al empleo apasionado de los instrumentos de cuerda. Es pues una partitura que hace gala de una sensibilidad muy pocas veces sentida en una creación musical cinematográfica. Una obra maestra, en definitiva.

Orquestadores: Arthur Morton & Alexander Courage.




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Día 319: "Nouvelle France" de Patrick Doyle (2004)

Con un reparto de campanillas, principalmente francófono, en el que destacan Gérard Dépardieu, Vincent Pérez, Irène Jacob y Noémie Godin-Vigneau, aparte de grandes actores anglosajones como Tim Roth, Jason Isaacs o Colm Meaney, la superproducción franco-canadiense Nouvelle France (Tierra de pasiones) fue en su año de estreno, 2004, uno de los fracasos críticos más sonoros de la década. La acción, ambientada años antes de la Revolución francesa, muestra una Canadá en la que los intereses galos, británicos e indígenas subsisten entre constantes disputas. Sin embargo, la película se centra más bien en la relación amorosa entre un joven en busca de la libertad y una chica acusada de brujería.
Para ilustrar tan ambicioso argumento, quién mejor que el insuperable Patrick Doyle, tan habituado a describir con su música proyectos de trasfondo histórico, tales como Henry V, Hamlet, Indochine, Est-ouest o The last legion. En esta ocasión Doyle se decanta por un estilo deudor de los autores de la época dorada de Hollywood, quienes firmaban partituras con un leitmotiv de gran personalidad, motivo que se reinventaba a lo largo de toda la banda sonora. Nouvelle France sigue este esquema con un tema central de singular belleza, muy emotivo y alejado de toda previsibilidad. Apoyándose en la contundente instrumentación de James Shearman y Lawrence Ashmore (habitual este último de toda la filmografía de Patrick Doyle), el músico escocés desarrolla un score de apariencias ampulosas pero muy bien construido, pese a lo reiterativo del conjunto.

Orquestadores: James Shearman & Lawrence Ashmore.


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Día 318: "Billy Elliot" de Stephen Warbeck (2000)




El compositor británico Stephen Warbeck, cuya carrera puede ser considerada como una de las más coherentes y elegantes de entre sus colegas contemporáneos, ha firmado hasta la fecha más de 70 bandas sonoras, incluidas algunas de innegable repercusión, en especial su Oscar para Shakespeare in love, además de Quills, Captain Corelli's mandolin, Two brothers o Miguel and William.
En el año 2000 fue contratado por los productores Greg Brenman y Jon Finn para escribir la música de una de las películas con más carisma de principios de siglo: Billy Elliot. Aunque el filme de Stephen Daldry puede pecar en algún pasaje de aterciopelado, en el fondo se trata de una visión ácida y muy bien construida de la sociedad proletaria inglesa, y, por extensión, de los países occidentales.
El principal problema que debía solventar Warbeck era el hecho de no acabar aplastado por las pegadizas canciones que dominan la película. En el cine actual las ediciones destinadas a la venta más agresiva, con las listas de éxitos como horizonte comercial, coexisten con aquellas que incluyen solamente el score original. En el caso de Billy Elliot la partitura de Warbeck, de gran belleza y plausible sentido de lo clásico, sucumbió ante las presiones mediáticas, no siendo publicada a no ser en formato bootleg. Gracias a éste los aficionados hemos podido disfrutar de una obra breve pero intensa, que puede presumir de ser una de las más respetuosas de los últimos años con la tradición sinfónica.

Orquestador: Stephen Warbeck.


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Día 317: "Airport 1975" de John Cacavas (1974)

Desde 1972 con Pánico en el Transiberiano hasta el año 2000 con el telefilme Perfect murder, perfect town, el músico norteamericano John Cacavas ha forjado una filmografía por lo general centrada en la pequeña pantalla (Kojak, Mrs. Columbo, Hawaii Five-0,...), aunque sus incursiones en el cine, en especial en su primera etapa, fueron en su momento muy bien acogidas por crítica y público. La ya mencionada producción de terror Pánico en el Transiberiano, además de Airport 1975 o Airport 1977, son reflejo de un autor quizás no demasiado original en sus propuestas melódicas pero sí muy competente en su capacidad de adaptación.
En el caso de Airport 1975 (Aeropuerto 75), y casi por extensión de su más atinada, cinematográficamente hablando, secuela, Cacavas firma una partitura deudora en cierta manera del score de John Williams Earthquake, y apoyada en la solvencia de un magnífico tema central, que a la postre se ha convertido en uno de las más emblemáticos de la década de los 70. En él predomina el componente pop en perfecta sintonía con lo sinfónico, siguiendo lo que era moda en un momento en el que primaban en taquilla las superproducciones catastrofistas. El resto de la banda sonora camina por senderos más o menos trillados, pero sin caer nunca en la mediocridad.


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Día 316: "The war of the Roses" de David Newman (1989)

Hijo de Alfred Newman, hermano de Thomas Newman y primo de Randy Newman. Además Presidente de la Sociedad de Música Cinematográfica de Estados Unidos. Simple, en apariencia, pero muy significativo para situar la figura del compositor David Newman.
Desde 1984, con el cortometraje de Tim Burton Frankenweenie, hasta la reciente The spy next door, la filmografía del músico nacido en Los Ángeles recorre casi toda la paleta de géneros, siendo un buen ejemplo de composiciones pulidas y profesionales. Pese a situarse quizás un peldaño por debajo de sus familiares, al menos desde el punto de vista mediático, Newman puede ser considerado un autor de referencia como instaurador e impulsor del clasicismo que su padre desarrolló en las décadas de los 50 y 60, especialmente.
Su relación con el actor, productor y director Danny DeVito es una de las más fructíferas de Hollywood. Throw momma from the train, The war of the Roses, Hoffa, Matilda, Death to Smoochy, Duplex y Queen B conforman su colaboración artística, y en todas las películas Newman ha plasmado en el pentagrama el peculiar universo de DeVito a través de creaciones que no ceden a la comercialidad tan tradicional del cine de los últimos años.
En The war of the Roses (La Guerra de los Rose) David Newman evoca el mundo de las turbulentas relaciones de pareja mediante el empleo de un leitmotiv mordaz y burlesco, cuyo aguda comicidad no oculta la gravedad de la situación descrita en el guión de Michael Leeson. El resto del score incide en el tema principal, pero sin deslucir el conjunto, formando en definitiva un todo de serena pero punzante armonía.



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Día 315: "Mía Sarah" de César Benito (2006)

El joven compositor granadino César Benito es una de las más destacables promesas del panorama musical español e internacional. Graduado 'Cum laude' en composición musical cinematográfica en el Berklee School of Music de Boston, y afincado en Los Ángeles desde hace casi diez años, es autor de cinco bandas sonoras para la gran pantalla (Girls never call, Mía Sarah, Shevernatze,un ángel corrupto, Cielito lindo y Ways to live forever), además de series de televisión como La chica de ayer o Los protegidos.
Su score más notorio hasta la fecha corresponde a la película de Gustavo Ron Mía Sarah, una amable comedia romántica que no tuvo el éxito que se merecía. La partitura de Benito es una rara avis dentro del panorama celtíbero, pues sorprende por su perfecto acabado y, sobre todo, por su muy solvente instrumentación. Jugando con las posibilidades cromáticas del género, el músico andaluz lo recrea acentuando el componente más dinámico, en un ir y venir de temas a cual más lúdico.
Mía Sarah resulta además una de las bandas sonoras del reciente cine español que más se asemejan al estilo norteamericano, en especial en la escritura de melodías cuya frescura resulta una bocanada de aire puro y fresco.

Orquestador: César Benito.
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Día 314: "Wrestling Ernest Hemingway" de Michael Convertino (1993)


Pese a haber escrito poco más de 30 bandas sonoras, Michael Convertino, uno de mis compositores preferidos, es un autor que poco a poco va camino de convertirse en un clásico dentro de la música cinematográfica estadounidense. Children of a lesser god, Mother night, Guarding Tess o Bed of roses son scores de innegable personalidad que demuestran el talento de un autor sin duda infravalorado por la Industria.
En 1993 compuso el score de la película de la realizadora Randa Haines Wrestling Ernest Hemingway, tercera colaboración tras Children of a lesser god y The doctor. Es una banda sonora de corta pero intensa duración cuyo tema principal, que da título a la película, es fiel reflejo de la enorme sensibilidad melódica de un artista que resalta el lado más pasional de la música.
Secundado por la impagable colaboración de dos de los mejores orquestadores de Hollywood, John Neufeld y Conrad Pope (habituales de John Williams), Convertino firma un score de sorprendente solidez que seducirá a aquellos aficionados que disfruten con los platos exquisitamente preparados.

Orquestadores: John Neufeld & Conrad Pope.



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Día 313: "The hanging tree" de Max Steiner & Jerry Livingston (1959)

En muchas ocasiones, grandes artistas han permanecido casi en el anonimato para el gran público. Uno de ellos fue el músico Jerry Livingston. Ha pasado a la historia por ser el autor de canciones memorables como A dream is a wish you heart makes (Cinderella), The ballad of Cat Ballou (Cat Ballou) y, en especial, The hanging tree, con letra de Mack David. Esta última es el tema principal de la película del mismo título (en español El árbol del ahorcado), dirigida por Delmer Daves y Karl Malden, y protagonizada por Gary Cooper.
El score original fue compuesto por Max Steiner (entre Marjorie Morningstar y John Paul Jones), quien, como suele ser habitual en todas sus partituras, creó una obra de imponente sinfonismo en la que dejó un tanto de lado el estilo característico de los westerns para centrarse en temas más moderados. De hecho, The hanging tree no es una banda sonora que recurra a los tópicos, sino que profundiza en el carisma de la canción de Livingston y David, desarrollándola en incesantes variaciones cuya elegancia acentúa el poder de las imágenes.

Orquestador: Murray Cutter.





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Día 312: "The changeling" de Rick Wilkins, Ken Wannberg y Howard Blake (1980)

The Changeling (Al final de la escalera) puede ser considerada como una de las películas de terror más sobrecogedoras de la historia del cine. Su realizador, Peter Medak, cuya filmografía no destaca precisamente por su repercusión mediática, demostró que es posible hacer un filme de género sin recurrir a efectismos exagerados, desarrollando el suspense de una manera muy efectiva.
Para subrayar la trama (un compositor se retira a una vieja mansión después de haber sufrido la pérdida de su mujer y su hija en un fatal accidente), los productores recurrieron a tres compositores: Rick Wilkins, Ken Wannberg y Howard Blake. De ellos, sólo el último posee una obra dentro del cine más o menos fructífera (siendo además el creador de la melodía central), mientras que Wilkins (9 scores y sólo dos para la gran pantalla) y Wannberg (habitual editor de John Williams) se han centrado en sus carreras en funciones un tanto alejadas de la composición.
The changeling es una banda sonora modelo dentro del cine de terror, pues su temática, aunque no esconde sus preferencias por las melodías oscuras y tenebrosas, se centra en el poder evocador del piano, álter ego del angustiado protagonista, interpretado con la habitual profesionalidad por George C. Scott, y que muestra cómo un instrumento puede llegar a inquietar de manera muy sutil.

Orquestador: Albert Woodbury.


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Día 311: "Gremlins" de Jerry Goldsmith (1984)

Compuesta entre The lonely guy y Supergirl, Gremlins es una de las bandas sonoras míticas de Jerry Goldsmith. Para ilustrar la película de Joe Dante, de cuya continuación es preferible no acordarse, el músico angelino creó un tema central, The gremlin rag, finamente socarrón pero sin excederse en su ironía, que protagoniza el score y le dota a la vez de un aire cuyo carácter pícaro hace que la partitura deambule entre tonalidades que buscan el lado más bribón de la música. Y en ello Goldsmith siempre ha sido un maestro consumado.
Sin embargo, no todo el score se decanta por lo jocoso, sino que también nos encontramos con temas con un paradójico sentido de lo grave, en especial para un filme en apariencia familiar (sólo en apariencia) que seduce gracias a un guión arriesgado y muy bien cincelado.
En estos últimos años de alocada, y afortunada, carrera por la edición de grandes obras de la música de cine, es de esperar que próximamente se publique una creación que forma parte de los mejores recuerdos de los aficionados.

Orquestador: Arthur Morton.





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Día 310: "Explorers" de Jerry Goldsmith (1985)

La primera mitad de la década de los 80 supuso uno de los momentos más fructíferos artísticamente en la carrera del maestro Jerry Goldsmith. Scores como Night crossing, The final conflict, Masada, Outland, Poltergeist, The secret of NIMH, First blood, Twilight zone:The movie, Under fire, Gremlins, Supergirl, Baby:Secret of the lost legend o Legend constituyen algunas de sus obras más importantes y, por extensión, más memorables de la historia del cine.
En 1985 escribió la partitura para una de las películas menores de Joe Dante: Explorers (Exploradores). Protagonizada por unos principiantes Ehan Hawke y River Phoenix, resulta un filme que, como tantos otros ya citados en el blog, se beneficia enormemente del magistral score del músico californiano, quien, fiel a su emotivo estilismo, firma una banda sonora llena de momentos perdurables, en especial aquellos que se centran en las escenas ambientadas en la Tierra.
Explorers es pues una obra que sigue la línea marcada por Goldsmith en otras películas de corte familiar, anteriores o posteriores, como The secret of NIMH, Matinée, Dennis the Menace o Small soldiers, en las que sustituye el componente dramático por uno acorde a la historia, traducido en tonalidades que buscan el lado más festivo de la música.
Orquestador. Arthur Morton.




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Día 309: "Broken lance" de Leigh Harline (1954)



Aunque sólo fuera por haber escrito esa maravilla en forma de canción titulada When you wish upon a star, de Pinocchio, curiosamente la melodía que sirve para presentar el logo de la productora Disney, el músico Leigh Harline puede ser considerado uno de los autores más importantes de la música de cine.
Autor de cerca de 200 bandas sonoras, al igual que otros compositores que parecieron casi siempre escribir ensombrecidos por los músicos de renombre en Hollywood, tales como Roy Webb, Herbert Stothart o Daniele Amfitheatrof, Harline fue un artista de contrastada solidez, en especial en aquellas producciones que le permitían expresarse con más libertad (Snow White and the seven dwarfs, House of bamboo, The wonderful world of the Brothers Grimm, 7 faces of Dr. Lao,...). Sin embargo, la mayor parte de sus filmografía corresponde a películas de serie B que casi nunca le permitieron destacar dentro de la Industria.
Broken lance (Lanza rota) es posiblemente su score más notable. A ello quizás contribuye la solvencia de un filme dirigido con pulso firme por Edward Dmytrick. Harline firmó una partitura que se abre con un tema central que describe a la perfección el peculiar universo del western, para elaborar a continuación una serie de temas que van mucho más allá de lo incidental, reforzados por una instrumentación que sorprende debido a su ambición orquestal. De hecho, Broken lance se asemeja en más de un pasaje a los trabajos de autores actuales del cine de acción por su innovador uso de los instrumentos de viento.

Orquestador: Edward B. Powell.



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Día 308: "The dead zone" de Michael Kamen (1983)

Tras diez scores más bien desconocidos, salvo el perteneciente a la película protagonizada por Sean Connery en 1976 The next man, la oportunidad que todo compositor espera le llegó a Michael Kamen en 1983 con The dead zone (La zona muerta), la extraordinaria adaptación cinematográfica de la novela de Stephen King realizada por David Cronenberg.
Kamen partió del Segundo movimiento de la Sinfonía nº 2 de Jean Sibelius (autor del que también arreglaría su Finlandia para Die hard 2), para escribir una partitura de profunda melancolía cuyo romanticismo se ve reforzado por una temática centrada en la descripción tonal del amor imposible y de la muerte.
The dead zone es una muestra palpable de la capacidad de Kamen para construir scores cuyo dramatismo va má allá de lo superfluo, tomando, además de Sibelius, la referencia de otro autor clásico: Bernard Herrmann. Es pues una obra 'a tres manos' sobrecogedora en su afán por evocar lo trágico de la existencia humana.

Orquestador: Michael Kamen.


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Día 307: "Thirteen days" de Trevor Jones (2000)

Desde hace siete años, con The League of Extraordinary Gentlemen, Trevor Jones parece un tanto apartado de las grandes producciones cinematográficas. Atrás quedaron innumerables momentos que permanecen en el recuerdo de todos los aficionados: Excalibur, The Dark Crystal, Labyrinth, The last of the mohicans, Loch Ness o The last place on Earth.
Uno de sus más memorables scores, posiblemente, junto a The Dark Crystal, el más sólido, es Thirteen days (Trece días). La solvente película de Roger Donaldson protagonizada por Bruce Grennwood y Kevin Costner, y basada en los cruciales hechos históricos que tuvieron como oscuro fondo la crisis de los misiles cubanos entre Estados Unidos y la Unión Soviética en octubre de 1962, se beneficia de una partitura que recupera el espíritu de los grandes clásicos de Hollywood, en especial en las escenas de acción y en su magnífico tema de los títulos de crédito finales. Sin embargo, el resto de la banda sonora, interpretada por la London Symphony Orchestra, hace gala también de la tradicional elegancia de los compositores británicos, en particular en su ajustado subrayado de las escenas dialogadas, algo que casi siempre se ha considerado como lo más complejo de la música de cine.

Orquestadores: Geoff Alexander, Trevor Jones & Julian Kershaw.


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Día 306: "Thief of hearts" de Harold Faltermeyer (1984)

Tras comentar obras maestras de Rózsa, Steiner, North, Herrmann, Williams o Goldsmith puede parecer algo aventurado incluir en la selección una banda sonora en apariencia prescindible como Thief of hearts (Ladrón de pasiones) de Harold Faltermeyer. Pero, en determinadas ocasiones, la selección es debida a motivos meramente personales, y en este caso porque dicha banda sonora fue uno de mis primeros vinilos.
Con Thief of hearts, intento por otra parte fallido al querer convertir al actor cubano Steven Bauer en estrella mediática tras Scarface, Faltermeyer desarrolló una partitura en la que sobresale su tema principal, que da título al filme, y que es secundado por una serie de canciones y temas originales que buscan lo comercial pero sin perjudicar la calidad de la composición.
El músico germano ha escrito poco menos de 20 scores cinematográficos, y los más destacables corresponden a la década de los 80, en la que adquirió notoriedad con Fletch, Top Gun, Beverly Hills cop y Tango & Cash. Sin embargo, su labor como escritor de canciones se extiende a otras películas, conformando en general una filmografía caracterizada por un estilo abiertamente electrónico, muy cercano a su amigo Giorgio Moroder, y que marcó una época gracias a la oportuna combinación de canciones techno-pop y música incidental.




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Día 305: "The fourth protocol" de Lalo Schifrin (1987)

A pesar de ser uno de los compositores más importantes durante las décadas de los 60 y 70, el músico argentino Lalo Schifrin ha visto cómo su prestigio no le servía a la hora de intervenir en los grandes proyectos del cine norteamericano. Atrás quedaban scores como Bullitt, Cool Hand Luke, Dirty Harry, Voyage of the damned o The Amityville horror, que son tan sólo unos pocos ejemplos de una filmografía de gran profesionalidad.
En 1987 compuso la banda sonora de The fourth protocol (El cuarto protocolo), película de John McKenzie protagonizada por Michael Caine y un incipidente Pierce Brosnan, basada en la exitosa novela de Frederick Forsyth. Schifrin, experto como pocos en las historias de acción y suspense, escribió una partitura que, pese a sus altibajos en el desarrollo, contiene algunos de los temas que han hecho del autor sudamericano un exponente del cine de género, en especial del thriller. El jazz y la orquesta se fusionan, pero concediendo en esta ocasión un mayor protagonismo a la instrumentación tradicional, algo que es evidente en el excelente tema de los títulos finales de crédito que se puede escuchar en el archivo de audio.
Música adicional: Francis Shaw.

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Día 304: "The adventures of Baron Munchausen" de Michael Kamen (1988)

En 1988, y con 40 años, Michael Kamen se encontraba ya en la cúspide de su carrera. Scores tan importantes como The dead zone, Brazil, Highlander, Lethal weapon, Die hard o Suspect le situaron en una posición de privilegio dentro de la compleja y, en ocasiones, caprichosa industria cinematográfica. Un estilo a medio camino entre lo contenido y lo intenso le confería un carácter abierto a la hora de adaptarse a todo tipo de producción.
El singular realizador Terry Gilliam era consciente de este don de Kamen y no dudó en contratarle para su alocada aventura The adventures of Baron Munchausen (Las aventuras del Barón Munchausen), uno de los más sonoros fracasos comerciales de la década. Lo excéntrico de la propuesta supuso una oportunidad de oro para el músico neoyorquino, quien exprimió el componente circense del argumento ofreciéndonos todo un recital lleno de momentos majestuosos y épicos, pero que no desdeñaban las sonoridades más próximas a lo bucólico. De hecho, The adventures of Baron Munchausen es una odisea artística desde la música hasta el diseño de vestuario, sin olvidar la fotografía o los decorados.

Orquestadores: John Fiddy, Alan Arnold, Michael Kamen, Edward Shearmur, Fiachra Trench & Rick Wentworth.


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Día 303: "Children of a lesser god" de Michael Convertino (1986)

Michael Convertino es uno de los compositores cinematográficos menos aprovechados de la historia. Pese a su extraordinario talento melódico, su obra, parada desde hace unos años, casi nunca ha despuntado en Hollywood.
En 1986 inició su colaboración con la directora Randa Haynes en el interesante filme Children of a lesser god (Hijos de un dios menor), al que seguirían The doctor, Wrestling Ernest Hemingway y Dance with me. Para la película protagonizada por William Hurt y la oscarizada Marlee Matlin, Convertino compuso un score muy próximo a lo minimalista y caracterizado por una armonía constante que gira alrededor de un tema central de serena quietud. Además, y para potenciar esta temática muy cercana a lo lírico, Convertino hizo hincapié en la peculiar sonoridad de los instrumentos de cuerda, imprimiendo un tono enérgicamente agudo que, en conjunción con los sintetizadores, acaba resaltando el poder bucólico de la música.
Es una obra, por lo tanto, que no deja indiferente y que se beneficia de las magníficas orquestaciones de Chris Boardman, Shirley Walker y el propio compositor.

Orquestadores: Shirley Walker, Michael Convertino y Chris Boardman.


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Día 302: "The informer" de Max Steiner (1935)



The informer (El delator) fue el primer Oscar de los tres que recibió Max Steiner. Los otros dos correspondieron a Now voyager y Since you went away, siendo además nominado en 18 ocasiones. La película dirigida por John Ford permanece hoy en día como uno de los retratos más intensos sobre la situación política y social a principios del siglo XX en Irlanda.
Steiner, cuyas bandas sonoras Bird of paradise, King Kong y Little women le empezaban a situar como el compositor más importante en el Hollywood de los años 30 (pese a los continuos 'desplantes' de los productores al no acreditarle en muchas de sus creaciones), compuso un score que combinaba los aires folclóricos con los melodramáticos de una manera muy sutil, en un alarde de adaptación orquestal que marcaría su estilo desde entonces.
Con The informer, editada oficialmente en 2002 por el sello BYU (Brigham Young University) junto a otros scores como Cimarron, Bird of paradise o The lost patrol, Steiner demostró el poder de la música original dentro del cine, que debía afianzarse como uno de sus principales pilares. Poco a poco, lo académico en su sentido más sinfónico empezó a desbancar a lo diegético, y The informer fue uno de los scores que mostraban hasta qué punto la música podía profundizar en la historia de un filme, casi como si se tratase de un personaje más.

Orquestadores: Maurice de Packh & Bernhard Kaun (no acreditados).


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Día 301: "Monsignor Quixote" de Antón García Abril (1987)


Monsignor Quixote (Monseñor Quijote) es una adaptación televisiva de la novela homónima de Graham Greene protagonizada por Alec Guiness y Leo McKern. En ella Quijote, cura de un pequeño pueblo español, sale en busca de aventuras en compañía del alcalde de El Toboso (Sancho, aunque en la novela se llama Enrique Zancas) y su viejo coche Rocinante. Se trata de una adaptación de la obra maestra de Miguel de Cervantes que, aunque se ve lastrada por una realización poco vistosa, en el fondo resulta un producto curioso en su intento de retratar lo costumbrista de la cultura ibérica.
Como no podía ser de otra manera, para tan peculiar proyecto los productores contrataron al mejor compositor español del momento: el turolense Antón García Abril. Partiendo del tema central que da título a la película, y que se inspira en la tradición clásica de los conciertos para guitarra y orquesta muy al estilo de Joaquín Rodrigo, García Abril recrea con su habitual elegancia sinfónica la singularidad humana, cultural y paisajística de la España de finales de la época franquista. Son once temas que demuestran la profesionalidad y la elegancia temática de un autor sin igual en el panorama musical español.
Por desgracia, la gran parte de la filmografía de Antón García Abril permanece hoy en día sin publicar, lo cual demuestra el analfabetismo de la producción musical en nuestro país en lo referente a la edición de bandas sonoras.

Orquestador: Antón García Abril.

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Día 300: "Victory at sea" de Richard Rodgers (1952)

Emitida entre 1952 y 1953, la serie de televisión Victory at sea, centrada en los combates navales que tuvieron lugar durante la Segunda Guerra Mundial, es célebre no sólo por su importante valor histórico a la hora de reflejar en imágenes tan duro periodo de la historia, sino también por su maravillosa banda sonora, escrita por uno de los músicos más importantes del siglo XX: Richard Rodgers.
El autor neoyorquino es reconocido en el mundo del cine y del teatro gracias a sus composiciones para la comedia musical. Oklahoma!, South Pacific, The king and I, Pal Joey o The sound of music conforman, entre otras, gran parte de lo mejor del género, siendo la mayoría de sus obras para el teatro adaptadas con posterioridad para la pantalla grande.
Junto con los letristas Lorenz Hart y Oscar Hammerstein II fue autor de canciones inolvidables como My funny Valentine, The lady is a tramp, Some enchanted evening, Edelweiss o Blue moon. Además, cerca de 500 películas para el cine y la televisión cuentan con temas creados por Rodgers.
En cuanto a Victory at sea, nos encontramos ante una partitura, dirigida en la versión original por Robert Russell Bennett, que se aleja del tradicional estilo ligero que caracteriza sus musicales para centrarse en un academicismo de tono abiertamente purista. Rodgers compuso un score que parece acercarse en más de un momento a lo ampuloso; pero es tan sólo una ilusión, pues pese a lo pomposo de la propuesta, en el fondo Victory at sea es reflejo de un autor que quiso desmarcarse de las tonalidades livianas para aproximarse a una música mucho más intensa y de sinfonismo turbador.


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Día 299: "Tribute to a bad man" de Miklós Rózsa (1956)

Tribute to a bad man (La ley de la horca) es un inusual western dirigido con pulso firme por Robert Wise y protagonizado por uno de los mejores y más carismáticos actores de Hollywood: James Cagney. La historia de un rudo ranchero sin escrúpulos a la hora de linchar a todo forastero que se adentre en sus propiedades, permanece hoy en día como un clásico del género por su dureza en el argumento, algo que por fortuna empezaba a ser habitual en la época.
Para describir musicalmente el filme los productores confiaron la composición de la partitura al maestro húngaro Miklós Rózsa. Compuesta entre dos grandes obras como Diane y Lust for life, Tribute to a bad man es fiel reflejo del modo de componer de Rózsa, quien no dudó en reiterar su estilo enfático y retórico, pero incluyendo el aroma singular de la música tradicional norteamericana. Todo el score es profundamente enérgico; desde su Prelude hasta significativos temas como Punishment, Torture o Agony (que muestran en sus títulos el carácter dramático de una obra intensa y a la vez sombría, aunque sin dejar de lado las oportunas pinceladas costumbristas), Miklós Rózsa elabora una robusta pieza musical en la que no hay lugar para la superficialidad.

Orquestador: Eugene Zador (no acreditado).


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Día 298: "Un homme et son chien" de Philippe Rombi (2009)


El músico francés Philippe Rombi forma, junto a Alexandre Desplat, Bruno Coulais y Frédéric Talgorn, la nueva y reluciente generación de compositores galos. De entre sus composiciones cinematográficas sobresalen especialmente Joyeux Noël, Angel y la presente Un homme et son chien (Un hombre y su perro). Esta última corresponde a un interesante pero fallido filme dirigido por Francis Huster y protagonizado por Jean-Paul Belmondo, que se ve perjudicado de manera notable por un reparto de actores secundarios muy poco inspirado. A años luz de esta falta de talento se encuentra el sorprendente score de Rombi, quien firma una creación de belleza inusitada en la que su tema central resulta una pieza de apariencia sencilla pero de fondo sutil.
La presencia casi constante del piano, acompañado, como suele ser habitual en composiciones de este tipo, por una sección de cuerda típica en las orquestas de cámara, da un aire refinado y sobrio a la partitura, tal y como corresponde al estilo de los grandes autores del país vecino.
Un homme et son chien puede y debe ser considerada como una de las tres mejores bandas sonoras de 2009, algo que además ratifica una curiosa anécdota en los títulos de crédito iniciales: el productor y el director de la película, al comprobar la calidad de la obra de Rombi, decidieron abrir la película con tan sólo cuatro créditos: título, protagonista, compositor y realizador.




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Día 297: "The living daylights" de John Barry (1987)

La última partitura de John Barry para la serie 007, compuesta entre dos obras meramente románticas como Peggy Sue got married y Masquerade, fue The living daylights (007: Alta tensión). La película de John Glen protagonizada por Timothy Dalton figura como una de las más emblemáticas y sugestivas de las realizadas sobre James Bond, y a ello contribuye el score de un Barry dispuesto a abandonar su colaboración saliendo por la puerta grande.
The living daylights supone una clara renovación en el estilo tradicional de sus obras anteriores, en especial en el empleo de percusión electrónica utilizada en las escenas de acción. Pero John Barry siempre ha sido fiel a su estilo aterciopelado a la hora de subrayar los momentos sentimentales del argumento, y es ahí donde el score sale aún más airoso, dotándolo de una elegancia pocas veces disfrutada en las posteriores entregas de la saga, sobre todo en el tema The Mujahadin, uno de los más bellos de su filmografía.

Orquestador: Nic Raine.



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Día 296: "Les misérables" de Basil Poledouris (1998)

Compuesta entre la recientemente analizada Starship Troopers y Mickey Blue Eyes, Basil Poledouris escribió una de sus partituras más emblemáticas: la adaptación cinematográfica de la obra maestra de Victor Hugo Les misérables (Los miserables). Dirigida por Bille August, la película es una rara avis dentro del cine contemporáneo, más preocupado en realizar remakes de antiguas producciones de éxito que de rememorar los innumerables clásicos de la literatura universal.
Poledouris puede ser considerado como uno de los músicos cinematográficos más desaprovechados de la historia. Pese a haber participado en películas de considerable importancia, al echar una ojeada en su obra se puede constatar que su talento como compositor debería haber sido más explotado.
Para Les misérables creó uno de sus clásicos temas principales, caracterizados, por lo general, por un intenso aire melancólico muy cercano a lo meramente romántico. Pero el score no se queda en la reiteración de dicho tema, sino que, con posterioridad al Main title (que aparece dentro de la edición de Varèse como integrante de la primera Suite) Poledouris combina con maestría lo melodramático con lo sentimental, en una combinación musical que permanece como una de las obras cumbre del cine de los 90.

Orquestador: Lawrence Ashmore.


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Día 295: "In love and war" de George Fenton (1996)

Más de 100 bandas sonoras, entre cine y televisión, conforman la carrera del músico londinense George Fenton. Desde 1971 con Private road hasta 2010 con la olvidable The bounty hunter, su filmografía recorre todos los géneros, demostrando su capacidad de adaptación a cualquier tipo de historia.
En la década de los 80 y principios de los 90 fue considerado, a raíz de sus cinco nominaciones al Oscar, como uno de los compositores con más futuro. De hecho, sus scores para Gandhi y Cry freedom, escritos cuando tenía 32 y 37 años, marcaron no sólo su posterior estilo sino su afianzamiento dentro de la Industria anglosajona.
Muchas son sus obras que merecen elogiosos comentarios, destacando en especial, aparte de las dos citadas con anterioridad, The company of wolves, High spirits, Dangerous liaisons, Memphis Belle, The fisher king, Shadowlands, Mary Reilly, Ever after, We're no angels, In love and war, y sus partituras para los documentales (de cine y televisión) Earth, Planet Earth y The blue planet.
En 1996 compuso uno de sus scores más intimistas y académicos: In love and war (En el amor y en la guerra). Pertenece a una película dirigida por Richard Attenborough, con el cual Fenton siempre ha mantenido una estrecha relación personal y artística, colaborando en otros filmes del actor y realizador británico como Gandhi, Cry freedom, Shadowlands y Grey Owl. In love and war es una demostración del refinamiento melódico de Fenton, quien crea una partitura de belleza pura y elegante, sin fisuras y plena de un romanticismo que, aunque en ocasiones se acerca a lo retórico, seduce por su fino sentido de lo apasionado.

Orquestadores: Geoff Alexander & Simon Chamberlain.

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A Florencio Herce y familia. Gracias por vuestra generosidad. Y, cómo no, a todos aquellos que me habéis mostrado vuestro apoyo.

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