Día 263: "Two for the road" de Henry Mancini (1967)

Henry Mancini es considerado por gran parte de la crítica especializada como uno de los diez mejores compositores de música cinematográfica. Su prestigio está fuera de toda duda, a la vez que su popularidad. Aunque es posible que su estilo populista sea demasiado comercial, no por ello deja de ser un artista con mayúsculas.
La década de los 60 marcó su etapa más importante gracias a scores como The Pink Panther, Days of wine and roses, Breakfast at Tiffani's, Hatari!, Charade, The great race, The party o Two for the road. Todos ellos son fiel reflejo de un momento en el que el cine de Hollywood mostraba sus preferencias por las melodías próximas al jazz y las tonalidades sudamericanas.
Two for the road (Dos en la carretera) es una pequeña obra maestra dirigida por Stanley Donen (Singin' in the rain) que se ha convertido con el paso de los años en obra de culto, en especial por su ingeniosa y realista pintura del singular mundo del matrimonio. Mancini recurrió una vez más a una de sus célebres canciones de tono aterciopelado interpretadas por coro mixto, que marca por completo la estructura del score y que plasma, con sorprendente frescura, una forma de hacer música que, hoy en día, parece haber pasado a la historia; por desgracia.

Orquestador: Douglas Gamley (no acreditado).




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Día 262: "Congo" de Jerry Goldsmith (1995)

Compuesta entre The river wild y First knight, Congo es una de las bandas sonoras de Jerry Goldsmith con más adeptos entre sus fans (el que suscribe incluido). Sin embargo, el material cinematográfico sobre el que el músico californiano debía sentirse inspirado dista mucho de poder ser considerado como de mediana calidad artística.
Congo es una película dirigida por Frank Marshall (Alive!), e inspirada en una novela del genial Michael Crichton muy cercana al mundo de Las minas del rey Salomón de H. Rider Haggard. La historia de la búsqueda, más o menos accidental, de una ciudad perdida en la que se encuentra un suntuoso tesoro, oportunamente vigilado por una peculiar banda de primates con síndrome asesino, no da mucho de sí, pese a ciertos momentos de acción muy bien resueltos. Goldsmith parece dejar de lado, con su habitual perspicacia e inteligencia, el componente ingenuo del argumento para centrarse en la composición de un score a todas luces vibrante, en el que la música de origen africano hace que la banda sonora sea aún más brillante en su colorido temático.
Pese a la brevedad de la edición discográfica, por otra parte muy del gusto del propio autor, quien siempre afirmó que a la hora de la edición es preferible seleccionar en lugar de publicar material prescindible, Congo resulta una pieza orquestal de primer orden, con temas de inusitada fuerza sinfónica que muestran la inagotable capacidad melódica de un artista inmortal.

Orquestadores: Alexander Courage & Arthur Morton.




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Día 261: "Birth" de Alexandre Desplat (2004)

Con 48 años el músico francés Alexandre Desplat ha escrito más de 100 bandas sonoras. Todo un logro. Y lo curioso (como el título de uno de sus últimos trabajos) es que gran parte de ellas goza de un más que merecido prestigio dentro de la industria, lo cual le ha llevado a componer la música de algunas de las producciones más notables de los últimos años, tales como Syriana, The painted veil, The curious case of Benjamin Button, The ghost writer o Un prophète.
Sin embargo, su carrera se ha centrado principalmente en el cine galo, y no sería hasta 2004 con Birth (Reencarnación) que despuntara internacionalmente. La peculiar y polémica cinta de Jonathan Glazer (Sexy beast), quien, por cierto, no ha vuelto a dirigir ninguna película con posterioridad, resulta un más que sugerente retrato de la burguesía acomodada estadounidense (y mundial por extensión) que juega con el espectador de una manera muy sutil al mezclar lo fantástico con lo cotidiano. El score de Alexandre Desplat procura ser fiel a esta temática mediante una serie de melodías, en especial la repetitiva del inicio (Prologue), que muestran un estilo muy del gusto de los autores del viejo continente, en el que prima lo sugestivo muy por encima de lo obvio.
Desplat es un gran compositor de ambientes, y prueba de ello son scores como Chéri o Casanova, y en Birth hace gala de su notoria capacidad creativa a la hora de trazar la línea argumental de la historia.

Orquestador: Alexandre Desplat.


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Día 260: "The Swan" de Bronislau Kaper (1956)

Desde 1932 hasta 1972 el compositor de origen polaco Bronislau Kaper compuso cerca de 140 bandas sonoras, algunas de ellas verdaderos modelos de música cinematográfica (Lili, The naked spur, Mutiny on the Bounty, Lord Jim). Sin embargo, sus creaciones parecían casi siempre situarse, en cuanto a la repercusión, un escalón por debajo de compañeros coetáneos de profesión como Miklós Rózsa, Dimitri Tiomkin, Franz Waxman, Bernard Herrmann o Alfred Newman. Es por ello que la obra de Kaper no ha tenido la resonancia que bien se merecía por su indudable calidad como compositor.
En 1956 fue contratado para escribir la partitura de la que, a la postre, sería la penúltima película de la incomparable Grace Kelly: The Swan (El Cisne). La película dirigida por el húngaro Charles Vidor (Gilda, A farewell to arms) quizás no sea un deshecho de virtudes artísticas, pero sí un buen ejemplo de cine comercial con especial predilección por la ambientación recargada y poco sutil. Kaper, consciente de que tenía ante sí un producto que le brindaba múltiples posibilidades melódicas por su descarado clasicismo, profundizó en las raíces de la tradición europea más próxima a la elegancia de autores como Johann Strauss, hijo o Piotr Tchaikovsky. Así, parte de un refinado Main title que toma la forma de un sugerente vals al más puro estilo vienés, para continuar con una sucesión de temas más o menos incidentales que hacen gala de un envidiable gusto por lo exquisito.

Orquestador: Robert Franklyn (no acreditado).

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Día 259: "Hello, Dolly!" de Jerry Herman (1969)

Jerry Herman quizás no esté a la altura de otros grandes autores de comedias musicales como Richard Rodgers, Frederick Loewe, los hermanos Sherman o Jerome Kern, pero lo que es indudable es que sus creaciones, en especial Hello, Dolly!, Mame y La cage aux folles, encierran lo mejor del género.
Hello, Dolly!, estrenada en 1964 en Broadway, con letra y música de Herman, y libreto de Michael Stewart, está basada en la obra de 1938 de Thornton Wilder El mercader de Yonkers. A finales de los 60 el mítico productor y arreglista de la MGM Roger Edens, con obras maestras en su haber como On the town, An american in Paris, Singin' in the rain o Brigadoon, en asociación con Ernest Lehman, se propusieron la adaptación del musical de Herman. Para ello contrataron a un viejo amigo del propio Edens, Gene Kelly, quien se encargó de la dirección. Para protagonizar el que sería uno de los grandes estrenos de 1969 de la Fox recurrieron a Barbra Streisand y Walter Matthau, quienes durante el rodaje no tuvieron precisamente una muy cordial relación.
Hello, Dolly! se benefició de la adaptación y dirección musicales de Lenny Hayton y Lionel Newman, que aportaron la espectacularidad que el filme requería, aunque, curiosamente, y pese a su importante labor, no fueron acreditados.
La música de Jerry Herman se caracteriza por su alegría y vivacidaz, en especial en los temas principales, Before the parade passes by y Hello, Dolly!, este último cantando a dúo entre Streisand y un impagable Louis Armstrong. Además es de destacar el imaginativo texto de las canciones, que aporta un tono de pegadizo optimismo. Sin embargo, lo más reseñable del largometraje es posiblemente la ingeniosa dirección de un Gene Kelly que a buen seguro hubiera preferido interpretarlo (y bailarlo) que realizarlo.
Indicar finalmente que entre los numerosos orquestadores se encuentran Alexander Courage y Herbert W. Spencer, habituales de Jerry Goldsmith y John Williams, respectivamente.

Orquestadores: Warren Barker, Frank Comstock, Don Costa, Alexander Courage, Lenny Hayton, Philip J. Lang, Joseph Lipman y Herbert W. Spencer.





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Día 258: "Into thin air: Death on Everest" de Lee Holdridge (1997)

Al observar la carátula frontal de Into thin air: Death on Everest y comprobar que nos encontramos ante un score de Lee Holdridge interpretado por The Philharmonia Orchestra, la primera reacción (antes de la escucha) es de sentir la seguridad de que vamos a disfrutar de una obra de indudable clasicismo. Después de la audición la premonición pasa a ser un hecho real.
El músico haitiano tiene el don de componer melodías que van más allá de lo previsible, situándose, por lo general, entre lo épico y lo emocional. Sus temas centrales aglutinan dichas características, siendo a continuación los completos protagonistas de la banda sonora en ingeniosas variantes temáticas. Into thin air: Death on Everest sigue dicho esquema melódico, que desarrollara magistralmente con anterioridad en las ya comentadas El Pueblo del Sol y Old gringo.
El telefilme dirigido por Robert Markowitz es un largometraje muy poco conocido para el gran público. La acción corresponde a un trágico suceso real sucedido en el Himalaya en 1996, que inspiró a Jon Krakauer para la redacción de una novela que tuvo cierto éxito en su momento. Holdridge parte de dicho argumento para escribir una partitura de apariencia enfática pero que esconde un profundo dramatismo no exento de un perspicaz sentimentalismo (ejemplificado en temas como Sarah y Epilogue).




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Día 257: "The Bible" de Toshirô Muyuzumi (1966)

Aunque Toshirô Mayuzumi es conocido internacionalmente casi en exclusiva por su música para la epopeya bíblica de John Huston The Bible (La Biblia), su filmografía cuenta con unas 100 partituras para cine y televisión que merecen una mayor repercusión.
De formación clásica, en concreto en el Conservatorio Nacional de París, Mayuzumi desarrolló en una primera etapa de su carrera un profundo interés por la música atonal de vanguardia, para evolucionar con posterioridad hacia preferencias más próximas a la tradición japonesa. Para The Bible, subtitulada In the Beginning, se decantó por una composición de raíces europeas en las que imperan las melodías clásicas cercanas a autores como Richard Wagner o los músicos del Hollywood dorado como Alex North o Alfred Newman. De hecho, se trata de un score de serena belleza cuyo sentido de lo épico resulta conmovedor.
En su tema central, Theme from The Bible, Mayuzumi recrea la espiritualidad bíblica a través de una melodía de marcado tono elegíaco no exento de intensidad heroica. El resto de la banda sonora, que curiosamente contó con música adicional escrita por Ennio Morricone, es una sucesión de temas muy semejantes en su estructura tonal, configurando una banda sonora que forma parte de la historia del cine como una de las más representativas.



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Día 256: "Don Juan DeMarco" de Michael Kamen (1994)

Compuesta entre las enérgicas The three musketeers y Die hard: With a vengeance, Don Juan DeMarco es una de las bandas sonoras de corte romántico más elegantes de las últimas décadas. Para su elaboración, el añorado Michael Kamen escribió una partitura que exaltaba el poder de la pasión amorosa desde su lado más vehemente, casi como si se tratase de una adaptación musical moderna de la temática barroca en la que imperaba una visión más lírica.
Don Juan DeMarco fue en su momento un relativo fracaso de taquilla y crítica, aunque hay que reconocer que el guión escrito por Jeremy Leven (director a su vez del largometraje y autor de The legend of Bagger Vance y My sister's keeper), no carece de ingenio, en especial en los momentos cómicos. Además, la sutil y muy irónica interpretación de Johnny Depp resalta el lado jocoso del filme.
La banda sonora se abre con la canción interpretada por Bryan Adams Have you ever really loved a woman?, de notable éxito en su momento, a la que le sigue el sensible score original de Kamen, quien contó con la inestimable colaboración del gran guitarrista español Paco de Lucía, cuya contribución aportó el inevitable, y por otro lado muy necesario, aire ibérico a la partitura. De entre los temas sobresale el final, Doña Ana, uno de los más conseguidos de la extensa filmografía del músico neoyorquino por su lúcido sentido de lo arrebatado.

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Día 255: "Midnight Express" de Giorgio Moroder (1978)

A pesar de la enorme popularidad del compositor italiano Giorgio Moroder, en realidad sólo ha escrito poco más de una docena de bandas sonoras para la gran pantalla. Su etapa de mayor éxito corresponde a finales de los 70 y principios de los 80, momento en el que compusó los scores de películas como Midnight Express, American gigolo, Cat people, Flashdance, Scarface o Electric dreams. Todos ellos se encuentran entre los más vendidos de todos los tiempos. ¿Su virtud? Compaginar con peculiar sentido de lo comercial la música incidental electrónica con las canciones pop.
Midnight Express (El Expreso de Medianoche) es un filme de Alan Parker que gozó de una notable fama en 1978 y que, hoy en día, es un largometraje de culto entre los aficionados. Fue el bautizo dorado en Hollywood de Moroder, tras algún que otro escarceo en la cinematografía alemana. Apoyándose por completo en los sintetizadores, como, por otra parte, será lo habitual en toda su obra, concibió una partitura de marcado tono techno-pop, que hizo que se situara a la vanguardia dentro de la música de cine. Su tema principal, Theme from Midnight Express, junto con el extenso Chase, representan un estilo melódico en el que no hay cabida para el subrayado de la acción, sino que se muestran como acompañantes de la misma casi como si se tratara de canciones.
Midnight Express no es un score notable en su acabado, ni especialmente destacable si se busca la originalidad temática. Sin embargo, sí posee el don de la oportunidad y, en especial, de la competencia.





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Día 254: "An american in Paris" de George Gershwin (1951)

En esta singular, y espero que poco caprichosa, selección de bandas sonoras que han marcado mi vida como amante de la música cinematográfica, hasta el momento he hecho un hueco a pocas pertenecientes a la comedia musical. Mis gustos se centran en especial en los scores originales, pero dicho género bien merecería un blog aparte por la repercusión histórica de sus obras.
Una de las composiciones más importantes de la música clásica norteamericana es, sin duda, An american in Paris (Un americano en París), de George Gershwin. Escrita en 1928, tras el Concierto para piano en fa, cuando se encontraba en París intentado perfeccionar su estilo para adecuarlo al gusto de las creaciones de concierto, resulta una de las piezas claves de la primera mitad del siglo XX, en especial por su innovadora utilización de instrumentos poco habituales en las obras del momento (celesta, saxofón).
En 1951 los productores de la Metro Goldwyn Mayer Arthur Freed y Roger Edens se aventuraron en la adaptación a la gran pantalla de la creación de Gershwin. Para ello contaron con genios de la importancia de Vincente Minnelli (dirección), Gene Kelly (interpretación y coreografía), Alan Jay Lerner (guión), Alfred Gilks (fotografía), E. Preston Ames y Cedric Gibbons (escenografía), y, sobre todo, los arreglistas, directores orquestales y orquestadores que consiguieron dar aún más brillo a la partitura de Gershwin: Saul Chaplin, Johnny Green, Benny Carter, Robert Franklyn, Wally Heglin, Skip Martin, Albert Sendrey y muy especialmente Conrad Salinger. Todos ellos, y el resto obviamente de la producción, son los artífices de una película que permanece como un hito de la historia del séptimo arte. En concreto, la pieza final An american in Paris Ballet constituye por sí sola la culminación del género musical.
Pero la banda sonora no se ciñe en exclusiva al concierto de Gerswhin, pues el resto es una sucesión brillante de canciones (I got rhythm, Love is here to stay, 'S wonderful,...) del propio autor y su hermano Ira Gershwin, que significan todo un sentido homenaje a su inmortal obra. Y tampoco sería justo olvidarse de la música incidental compuesta por Johnny Green y Conrad Salinger, de un dinamismo y frescura realmente contagiosos.

Orquestadores: Conrad Salinger, Benny Carter, Robert Franklyn, Wally Heglin, Skip Martin & Albert Sendrey.






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Día 253: "Tin Cup" de William Ross (1996)

William Ross es uno de los orquestadores más prestigiosos de Hollywood. En su haber hay cerca de 100 scores instrumentados y arreglados, destacando Beetlejuice (Elfman), The bodyguard (Silvestri) y Mousehunt (Silvestri). De hecho, es el principal orquestador de Alan Silvestri desde Dutch.
Como compositor ha escrito unas 30 bandas sonoras y aunque prácticamente ninguna ha tenido una excesiva repercusión (salvo quizás Harry Potter and the Chamber of secrets y Ladder 49), sí puede afirmarse que su filmografía no carece de interés.
Una de sus creaciones más notables pertenece a la irregular película de temática deportiva Tin Cup. Ross parte de un tema central, que da título al filme, y que muestra su pasión por la instrumentación poderosa en la que la gran orquesta brilla con todo su esplendor. Los siguientes cortes continúan en esta línea de sinfonismo más o menos clásico, pero con algunas dosis de música blues y folk que se deslindan de dicho comienzo espectacular.
Es pues un score estructurado en dos partes claramente diferenciadas, que revelan el entusiasmo de un autor que permanece aún en un inmerecido segundo plano dentro del mundo del cine norteamericano.

Orquestadores: William Ross y Scott Smalley.
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Día 252: "Cutthroat Island" de John Debney (1995)

Si se hace un repaso a las cerca de 150 bandas sonoras de John Debney, la primera impresión es la de encontrarse ante una obra de sorprendente competencia. Scores como White Fang 2, The Relic, Cats and dogs, Zathura, Lair, Evan Almighty o la reciente Predators son el exponente de un autor cuya profesionalidad resulta indudable. De hecho, gran parte de su filmografía corresponde a producciones de serie B que se ven realzadas gracias a sus composiciones.
Su partitura más importante y popular es Cutthroat Island (La Isla de las Cabezas Cortadas). La dinámica y entretenida película dirigida por Renny Harlin fue en su momento un sonado fracaso de crítica y público. De hecho, provocó que su productora, Carolco, cayera en bancarrota. Sin embargo, se trata de un filme infravalorado que se merece un mayor reconocimiento, en especial por su loable intento de restaurar el clásico cine de piratas.
La música de John Debney, que fue contratato después de que el score original de David Arnold fuera rechazado, es una creación deudora del espíritu melódico del maestro Erich Wolfgang Korngold, el inolvidable autor de bandas sonoras míticas dentro del género como The sea hawk o Captain Blood. Pero Debney va más allá en su propuesta al desarrollar una partitura de fastuoso colorido temático que no descansa en su ímpetu entusiasta. Y es precisamente esta vehemencia la que convierte a Cutthroat Island en una obra musical imperecedera cuya frescura parece querer mostrarnos el lado más atrevido de la música cinematográfica, pero, eso sí, desde el más puro y añorado clasicismo.

Orquestadores: Jeff Atmajian, Frank Bennett, Don Nemitz (adicionales) y Brad Dechter (principal).








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Día 251: "The village" de James Newton Howard (2004)

Todas las composiciones de James Newton Howard para las películas de M. Night Shyamalan forman parte de lo mejor del músico californiano. Desde The sixth sense hasta The last Airbender, sus scores reflejan el talento de un artista que siempre ha dado lo mejor de sí mismo en las historias próximas al género fantástico, aunque no resultaran demasiado edificantes desde el punto de vista cinematográfico.
The village (El bosque) es la cuarta colaboración con el director hindú. En ella Newton Howard se distancia de su precedente Signs, de carácter más tenebroso, para ofrecernos en esta ocasión una partitura de tonalidades profundamente melancólicas, cuyo protagonista es un afligido, casi lánguido, violín (interpretado con maestría por Hillary Hahn). Su presencia constante en la obra hace que en el score se realce el componente más frágil de la música, configurando por lo tanto una banda sonora que huye de las reglas del género de terror en las que suele imperar la temática angustiosa. En The village casi nada es oscuro, sino todo lo contrario, y ese es el principal mérito de James Newton Howard.

Orquestadores: Jeff Atmajian y Brad Dechter.




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Día 250: "Remo Williams: The adventure begins" de Craig Safan (1985)



Al año siguiente de escribir The last Starfighter, Craig Safan compuso su segunda banda sonora más emblemática: Remo Williams: The adventure begins (Remo: Desarmado y peligroso). Siguiendo la línea marcada por su aventura espacial, el músico californiano se apoyó en un tema principal protagonizado por una pegadiza fanfarria que se reitera a lo largo de la partitura, y que se sirve de explosivo referente al resto de la misma.
Remo Williams: The adventure begins es un score de tonalidades vigorosas, y sutilmente orientales, a través de las cuales Safan describe de manera un tanto jocosa, cercana a la ironía, un mundo en el que un héroe común parece salido muy a su pesar de las viñetas de Marvel.
La peculiar película dirigida por Guy Hamilton (Goldfinger) pretende resucitar el cine de acción made in Hong-Kong, pero con las inevitables dosis de thriller policiaco, y para ello cuenta con la inestimable colaboración musical de un Craig Safan que desborda la ingenuidad del guión componiendo una obra que vigoriza al filme gracias a su desenfadada creación.


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Día 249: "The Empire strikes back" de John Williams (1980)

Para la continuación de Star Wars: A new hope, The Empire strikes back (El Imperio contraataca), John Williams firmó una de sus bandas sonoras más míticas; y es precisamente este adjetivo el que, si se realiza una visión general de su obra, podría calificar a gran parte de la misma. El músico neoyorquino es historia viva del séptimo arte, y, con toda probabilidad, no ha habido ni hay otro con su carisma y popularidad.
The Empire strikes back se abre con el celebérrimo Main title al que acompaña en su extensión el corte The ice planet Hoth, anuncio de que nos encontramos ante un score que va a jugar de manera muy armoniosa con lo oscuro y con lo lúcido. A partir de este prólogo Williams da rienda suelta a la más reconocida de sus virtudes: su creatividad melódica. Nos encontramos, como felices oyentes, ante una serie de temas con vida propia, sin dependencias de lo incidental o de un tema central. Yoda's theme, Imperial march, The asteroid field, Han Solo and the princess o The battle in the snow son, por sí solas, creaciones musicales de innegable carisma, y bien podrían ser las protagonistas de cualquier banda sonora. Pero The Empire strikes back no se reduce a una sucesión de temas carismáticos, pues toda la partitura es una obra maestra de perfecta resolución formal, modelo en definitiva de cine de género.

Orquestadores: Herbert W. Spencer y Angela Morley (no acreditada).





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Día 248: "Frantic" de Ennio Morricone (1988)

Ennio Morricone ha compuesto hasta la fecha cerca de 500 bandas sonoras, lo cual a buen seguro será un récord entre los músicos de cine. Seleccionar entre tan ingente material es labor arriesgada y, aunque en el blog ya se han incluido algunos otros scores del maestro italiano (The Mission, Once upon a time in America y Marco Polo), sigue siendo un tanto aventurado elegir.
Para esta cuarta visita a la filmografía de Morricone me he decantado por su score para la interesante película de Roman Polanski Frantic (Frenético). Situado entre dos creaciones tan notables como la televisiva The secret of the Sahara y la emotiva A time of destiny, Frantic resulta un score que continúa la línea de Morricone en la que priman los temas de eficiente acabado y fácil retentiva. En este caso, el tema principal, que da título al filme, describe a la perfección el ambiente de misterio que rodea toda la trama a partir del secuestro inicial. Es una melodía que combina de manera contenida una percusión de tono cercano al jazz con la gran orquesta, en una mezcla altamente resolutiva que se reitera a lo largo de la banda sonora como leitmotiv recurrente.
Frantic no es quizás una de sus grandes piezas musicales, pero sí una de sus obras más carismáticas.

Orquestador: Ennio Morricone.

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Día 247: "Casper" de James Horner (1995)

Hay que reconocer la especial capacidad de James Horner para escribir música correspondiente a producciones de carácter familiar. Ejemplo de ello son obras como Cocoon, An american tail, Willow, Honey,I shrunk the kids, The Rocketeer, The Pagemaster, Balto o la presente Casper. Pocos compositores pueden presumir de una carrera tan destacada en este sentido.
Casper, escrita entre Braveheart y Apollo 13, es una película dirigida por el irregular director Brad Silberling (The land of the lost, City of angels), y a día de hoy resulta un producto más que correcto en su resolución, aunque falto de garra en el desarrollo del guión. Horner parece olvidarse de los defectos del argumento para escribir una partitura que refleja las luces de una década, los 90, en la que firmó la mayor parte de sus obras maestras.
Es posible que el músico californiano peque de singulares defectos estilísticos, en especial sus continuas alusiones a compositores clásicos no acreditados, pero lo que es indudable es su talento en el dibujo melódico, vivaz y pleno de colorido, algo que se refleja con claridad en Casper, en particular en su tema de amor.

Orquestadores: James Horner, Greig McRitchie, Arthur Kempel y Don Davis.




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Día 246: "Lawrence of Arabia" de Maurice Jarre (1962)

Hace poco más de un año Maurice Jarre nos dijo adiós. Fue uno de los más importantes compositores de música cinematográfica, a la altura de maestros como John Williams, Elmer Bernstein, Jerry Goldsmith o Alex North, por citar sólo algunos de sus colegas coetáneos. Ganador de tres premios Oscar (Lawrence of Arabia, Doctor Zhivago y A passage to India), su obra es ejemplo de sobriedad y profesionalidad.
Su primer gran score, Lawrence of Arabia (Lawrence de Arabia), fue (emulando el final de Casablanca) el principio de una buena amistad con el director británico David Lean, con el cual colaboraría en todas sus películas posteriores. La banda sonora se abre con la tradicional Overture de las superproducciones de la época, en las que se anunciaba el comienzo de la proyección a modo de ópera. Es un prólogo que evoca el mundo árabe y, en especial, la inmensidad del desierto, y que plasma un estilo musical cuyas virtudes son el refinamiento clásico y la versatilidad temática.
Después de Lawrence of Arabia la carrera de Maurice Jarre dio un giro de 180 grados, siendo un compositor de referencia tanto en Europa como en Estados Unidos. Prueba de su prestigio fueron sus scores para películas de la década de los 60 tan importantes en su momento (y hoy en día) como The train, The collector, Is Paris burning?, The professionals o Topaz.

Orquestadores: Lawrence Ashmore y Gerard Schurmann.




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Día 245: "The Santa Clause" de Michael Convertino (1994)

La filmografía de Michael Convertino tan sólo cuenta con poco más de 30 bandas sonoras, y es realmente extraño que, pese a su indudable talento, no haya firmado ningún score desde hace 6 años (el último fue su partitura electrónica para el filme bélico Straight into darkness).
Con anterioridad ya comenté dos de sus obras más significativas, Bed of roses y Guarding Tess. En esta tercera ocasión me he decantado por la que es quizás su banda sonora más reconocida: The Santa Clause (¡Vaya Santa Claus!). La película de John Pasquin (así como sus secuelas) es un producto de fácil y olvidable digestión que sólo se beneficia del académico score de Convertino. Su música, repleta de momentos brillantes, es un canto a la alegría de la Navidad, recreada a través de una serie de temas que la resaltan de manera impetuosa.
Convertino, secundado por tres grandes orquestadores como son Bobby Muzingo, Conrad Pope y John Neufeld, firma una composición a todas luces radiante que, pese a sus innegables valores artísticos, no permitió que su obra cinematográfica se viera impulsada con posterioridad.

Orquestadores: Bobby Muzingo, Conrad Pope y John Neufeld.
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Día 244: "The edge" de Jerry Goldsmith (1997)

De entre las más de 200 bandas sonoras escritas por Jerry Goldsmith desde 1951 hasta 2003, The edge (El desafío) destaca por ser una de las más inspiradas, aunque quizás también de las menos reconocidas desde el punto de vista crítico.
La excelente película de Lee Tamahori se apoyaba en la solidez a prueba de vulgaridades del guión de David Mamet, quien escribió una historia apasionante en la que, por una vez, la naturaleza era la protagonista.
El score de Goldsmith se estructura en dos partes: la que se centra en el tema principal (uno de los más conseguidos en la filmografía del músico californiano) y aquella que toma como referente la amenazadora presencia del oso perseguidor (cuyo leitmotiv se asemeja en lo inquietante al compuesto por John Williams para Jaws).
The edge fue escrita entre la patriótica Air Force One y el divertimento Deep rising, en un momento muy creativo de Goldsmith; basta citar como ejemplos, aparte de las mencionadas, otras partituras tan notables como Congo, First knight, Powder, The Ghost and the Darkness, L.A. Confidential o Mulan. Era una etapa en la que, consciente de la trascendencia de su obra, mostraba su lado más lúcido en lo creativo, siendo The edge un score de belleza arrebatadora que seduce por su gran fuerza estilística.

Orquestadores: Jerry Goldsmith y Alexander Courage.
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Día 243: "Aleksandr Nevskiy" de Sergéi Prokófiev (1938)

Sergéi Sergéyevich Prokófiev (en ruso Серге́й Серге́евич Проко́фьев) es uno de los grandes nombres de la música del siglo XX, y por extensión de todos los tiempos. De entre su obra de concierto sobresalen con luz propia Pedro y el lobo, Romeo y Julieta (ballet), Guerra y paz (ópera) y todas sus sinfonías.
Su relación con el séptimo arte ha legado algunas de las obras maestras de la música de cine, en particular sus partituras para las películas Teniente Kijé (Poruchik Kizhe), Aleksandr Nevskiy e Ivan Gorznyy (Iván el terrible). Estas dos últimas fueron dirigidas por el realizador ruso Sergéi M. Eisenstein, considerado el impulsor del montaje cinematográfico como recurso melodramático.
Aleksandr Nevskiy (Alexander Nevsky) es una creación de monumental sinfonismo que profundiza en el carácter épico de la historia, en una época en la que el gobierno soviético impulsaba de manera claramente manipuladora los valores tradicionales de los héroes rusos, personificados en este caso en la figura de un príncipe enfrentado al invasor teutónico. Pero el score de Prokófiev va mucho más allá de lo propagandístico al evocar lo legendario mediante una creación musical intensamente descriptiva que sobrecoge por su enfática vehemencia tonal.




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Día 242: "Who framed Roger Rabbit" de Alan Silvestri (1988)

Compuesta entre la adrenalínica Predator y la familiar Mac and me, Who framed Roger Rabbit (¿Quién engañó a Roger Rabbit?) es una de las bandas sonoras más emblemáticas del músico neoyorquino Alan Silvestri. La película de su buen amigo Robert Zemeckis fue uno de los estrenos más sonados de 1988, y a ello contribuyeron sus sorprendentes efectos visuales, que mezclaban con ingenio imagen real e imagen animada.
La locas y divertidas peripecias del conejo Roger Rabbit sirven de feliz pretexto a Silvestri para escribir un score en el que se respira por los cuatro costados la influencia del maestro del género Carl Stalling, quien creó el inigualable universo musical de las historias animadas de la Warner. Ello es sin duda patente en el tema Maroon cartoon, el magnífico cortometraje que sirve de prólogo a la película de Zemeckis. El resto de la partitura juega con la ambientación de los años 40 y 50 en la que imperaba un jazz dominado por su variante swing. Pero Silvestri profundiza en las enormes posibilidades del cine de acción a través de una obra de sorprendente y sutil dinamismo, característica que casi siempre ha sido marca de la casa, situándolo como uno de los referentes más claros de la música cinematográfica de dicho género, a la altura de otros grandes artistas como Michael Kamen o John Williams.

Orquestador: James B. Campbell.




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Día 241: "Citizen Kane" de Bernard Herrmann (1941)

The Mercury City on air fue una serie radiofónica producida en 1938 por Orson Welles que contó con la inestimable colaboración de un jovencísimo Bernard Herrmann (27 años). En 1941 el músico neoyorquino fue contratado de nuevo por Welles para poner música a su megaproyecto Citizen Kane (Ciudadano Kane). Era su primer score cinematográfico y con el tiempo se ha convertido en uno de los más innovadores de la historia del séptimo arte.
La obra comienza con el tema Prelude, auténtico tour de force melodramático que anuncia una partitura en la que Herrmann destaca el poder descriptivo de la música. El resto del score es un alarde del talento inagotable de Herrmann, quien desarrolla toda una serie de melodías de gran fuerza y caracterizadas por su originalidad en lo relativo a la variedad temática.
Destacan cortes como Theme and variations, Salaambo's aria o Xanadu music, pero son únicamente tres dentro de una serie que seduce y conmueve a partes iguales. Una obra maestra incuestionable que no ha hecho más que mejorar con el tiempo y que ha demostrado cómo un autor pude hacer que su ópera prima sea algo más que un mero boceto musical.

Orquestador: Bernard Herrmann.
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Día 240: "3:10 to Yuma" de George Duning (1957)

Como Max Steiner en la Warner o Frank Skinner en la Universal, George Duning fue uno de los músicos de cabecera de la productora Columbia. Compuso cerca de 200 bandas sonoras, siendo nominado al Oscar en 5 ocasiones por Jolson sings again, No sad songs for me, From here to eternity, Picnic y The Eddy Duchin Story, y a los Globos de Oro en otras dos por All the king's men y The world of Suzie Wong.
Todas ellas, además de scores tan notables como Cowboy, Me and the colonel, The wreck of the Mary Deare o Toys in the attic, conforman una filmografía de innegable prestigio que es, además, ejemplo perfecto de compositor adaptado al frenético ritmo de producción en Hollywood en los años dorados.
Una de sus bandas sonoras más reconocidas es 3:10 to Yuma (El tren de las 3:10). La película de Delmer Daves protagonizada por unos extraordinarios Van Heflin y Glenn Ford, y que fue objeto hace tres años de un remake a cargo de James Mangold (con score nominado al Oscar escrito por Marco Beltrami), es todo un clásico por tratarse de un western a todas luces atípico por una visión de la violencia adelantada a su tiempo. La partitura de Duning no va más allá de los cánones tradicionales del género; sin embargo, el músico nacido en Indiana domina como pocos el acompañamiento musical, imprimiendo a su creación de un ritmo muy sólido que se apoya con sobriedad en el hermoso tema principal.
3:10 to Yuma es pues una banda sonora que convencerá a aquellos que busquen la pureza académica de unos artistas inmortales que nos legaron grandes obras maestras.

Orquestador: Arthur Morton.




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Día 239: "The razor's edge" de Jack Nitzsche (1984)

Jack Nitzsche siempre ha sido uno de los compositores cinematográficos que más sentimientos encontrados ha provocado entre los aficionados. Fue autor de cerca de 40 bandas sonoras entre cine y televisión, sobresaliendo, entre otras, One flew over the cuckoo's nest, An officer and a gentleman (Oscar a la mejor canción), Starman, Revenge, The seventh sign y, en particular, The razor's edge (El filo de la navaja).
La polémica adaptación de la novela de W. Somerset Maugham, dirigida por John Byrum y protagonizada por un excesivo Bill Murray, forma parte de las películas más controvertidas de la historia del cine. Nitszche compuso un score que se estructuraba en dos partes bien diferenciadas: una sobriamente sinfónica y otra contenidamente electrónica. De hecho, el músico nacido en Chicago se ha caracterizado por ser un autor cuyas preferencias eran las composiciones en las que los sintetizadores dominaban la banda sonora, relegando los instrumentos tradicionales a un segundo plano (aunque, por lo general, los evitaba).
The razor's edge es su obra más clásica desde el punto de vista melódico, y en ella Nitzsche hace gala de un estilo de eficiente poder descriptivo, que es reforzado por una orquestación cuyo sentido de lo espectacular aún hoy en día conmueve.

Director de orquesta y arreglos: Stanley Black.
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Día 238: "Return to the Blue Lagoon" de Basil Poledouris (1991)



Compuesta entre White Fang y Harley Davidson and the Marlboro Man, Return to the Blue Lagoon (Regreso al Lago Azul) es una de las bandas sonoras más destacables de la extensa filmografía de Basil Poledouris. Debido al estrepitoso fracaso comercial y crítico de la película de William A. Graham (4,3 puntos en IMDB), el score no fue editado en su momento, y, por desgracia, aún sigue a día de hoy sin publicar oficialmente. En 1980 Poledouris compuso la música de su precedente The Blue Lagoon, obra que marcó toda su carrera y que figura entre las más prestigiosas de la historia del cine. Once años después, el director de la misma, Randal Kleiser (Grease), se aventuró en la producción ejecutiva de una secuela que continuaba la historia justo en el rescate en alta mar del hijo de la pareja protagonista. Sin embargo, el carácter de producto previsible pesó en exceso en el resultado final de la película, de la que sólo se salvan la excelente fotografía del televisivo Robert Steadman y la partitura de Basil Poledouris.
El músico de Kansas City plasmó de manera ejemplar en el pentagrama todo el universo idílico de los paisajes isleños mediante un score de sorprendente belleza, que comienza con un prólogo intensamente descriptivo en el que Poledouris aplica toda su energía como autor especializado en los temas majestuosos.
Return to the Blue Lagoon es una de sus mejores creaciones, ya que, pese a las carencias del filme, desarrolla toda una serie de temas muy alejados de lo presumible, haciendo gala con ello de una sensibilidad a prueba de trivialidades.

Orquestador: Greig McRitchie.


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Día 237: "Ivanhoe" de Miklós Rózsa (1952)

Los primeros años de la década de los 50 fueron realmente notables en la filmografía de Miklós Rózsa, pues en ellos nos encontramos con bandas sonoras de la talla de The asphalt jungle, Quo Vadis, Plymouth adventure, The story of three loves, Young Bess, Julius Caesar, All the brothers were valiant, Knights of the Round Table o Ivanhoe. Esta última parece seguir la tónica de dichos años en la que Rózsa se afianzaba como el especialista en Hollywood del cine histórico.
La película dirigida por Richard Thorpe y protagonizada por Robert Taylor, Elizabeth Taylor y Joan Fontaine, es hoy en día considerada todo un clásico del género pese a sus deficiencias en la adaptación de la novela de Walter Scott. En ella Rózsa introduce su línea estilística de aparatosas fanfarrias y melodías de apariencia recargada, algo que desarrollará poco después en otra aventura cinematográfica muy similar: Knights of the Round Table. El artista húngaro siempre se ha movido como pez en el agua en este tipo de encargos, en los que primaba el componente colorista desde el punto de vista temático.
Desde su Prelude hasta su epílogo titulado Challenge and Finale, Ivanhoe combina a la perfección el sentido de obra un tanto pretenciosa con la solidez orquestal de un autor de enorme creatividad.

Orquestador: Eugene Zador.
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Día 236: "Band of brothers" de Michael Kamen (2001)

Antes de The Pacific, Tom Hanks y Steven Spielberg apadrinaron otro gran proyecto televisivo de carácter bélico e histórico, Band of brothers (Hermanos de sangre), considerada como una de las series más importantes de todos los tiempos (en IMDB alcanza la increíble calificación de 9,6). Fue uno de los últimos trabajos del gran músico neoyorquino Michael Kamen, quien, al igual que Hans Zimmer, Blake Neely y Geoff Zanelli con The Pacific, escribió una partitura de profundas emociones construida desde el lado más humano de la historia.
Band of brothers huye del componente enfático para decantarse por una línea melódica más en apariencia ligera pero que, en el fondo, esconde un refinado sentido de lo trágico, aunque desde la evocación y el honesto homenaje a unos hombres y mujeres en busca de la paz. Kamen era un autor de innegables capacidades en su dominio de la orquesta, y en el presente score volvió a mostrar su estilo de contenida sobriedad que contribuyó de manera notoria al éxito de una producción que ha marcado un hito dentro de la televisión.

Orquestadores: Geoff Alexander, Robert Elhai y Blake Neely.
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Día 235: "Sleepy Hollow" de Danny Elfman (1999)

Compuesta entre la emotiva Instinct y la más previsible Proof of life, Sleepy Hollow es una de las bandas sonoras más imponentes del músico angelino Danny Elfman. A dicho carácter espectacular contribuye la labor en la instrumentación de orquestadores de la talla de Steve Bartek (habitual en la filmografía de Elfman), David Slonaker, Conrad Pope, Marc Mann, Mark McKenzie y Albert Olson. La suma de tales talentos musicales sólo puede dar como resultado una obra muy solvente desde el punto de vista de la producción.
Sleepy Hollow es un score de académica intensidad que parte del tema Introduction en el que Danny Elfman realiza su particular declaración de intenciones melódicas, es decir, mostrar que sus cartas van a reflejar una partitura que mezcla lo tenebroso del argumento de la historia original de Washington Irving con lo épico del universo dibujado por Tim Burton. A partir de dicho prólogo nos encontramos con una estructura temática que deja de lado el componente irónico de la película para adentrarse en terrenos mucho más oscuros en los que la música acaba imponiéndose a la ingenuidad de las imágenes.

Orquestadores: Steve Bartek, David Slonaker, Conrad Pope, Marc Mann, Mark McKenzie y Albert Olson.
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A Florencio Herce y familia. Gracias por vuestra generosidad. Y, cómo no, a todos aquellos que me habéis mostrado vuestro apoyo.

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